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KOSOVO

La historia de un conflicto con "díficil solución"

Por Juan Heralta RodríguezTiempo de lectura2 min
Internacional25-07-2010

Hace noventa años empezó una lucha por la independencia, un conflicto por el que los albano-kosovares querían separarse definitivamente de la larga sombra de los serbios. Kosovo, de mayoría albanesa y musulmana, nunca han se han llevado bien con los serbios-cristianos. Tras muchos años de conflicto, la región kosovar celebra ahora la sentencia a su favor del Tribunal de la Haya.

Aunque todo comenzara hace noventa años, fue en 1989 cuando se encendió la principal chispa de este conflicto; cuando el presidente serbio de aquella época, Slobodan Milosevic le quitó a Kosovo su estatus autónomo. Fue entonces cuando se inicio la crisis actual al prohibirse la enseñanza en albanes y al ser sustituidos los funcionarios albaneses por serbios y montenegrinos en un espacio de tiempo muy corto. De este modo, empezaron a brotar con más fuerza que hasta entonces sentimientos contra los serbios en Kosovo. Así, los albaneses, en la clandestinidad crearon un parlamento y sus instituciones de enseñanza. Varias fueron las reuniones entre Milosevic y el líder de los kosovares, el escritor Ibrahim Rugova, para poner fin a la situación absurda de que los jóvenes tuvieran que ir a colegios y universidades clandestinas para poder aprender en albanes. De hecho, en 1996, parecía que se iba a poner fin a esta situación, pero al final los acuerdos llegados entre Milosevic y Rugova cayeron en saco roto y aumentó, a un más si cabe, el odio de los albaneses contra los serbios. Esto dio lugar a que se creara el Ejercito para la Liberación de Kosovo, el denominado UÇK, que provocó varios atentados contra varios funcionarios serbios y que, a medida que pasaba el tiempo, se iban haciendo más fuertes, puesto que tenían mayor acceso a las armas, con lo que los enfrentamientos aumentaron. El 28 de febrero de 1998, las fuerzas policiales serbias entraron en la provincia de Kosovo, lo que desencadeno más violencia y por tanto, más muertes. Uno de los últimos intentos de evitar el conflicto fue por parte del mediador Richard Holbrooke, que ya anteriormente había conseguido convencer a Milosevic de aceptar un tratado de paz con Bosnia. Sin embargo, esta vez no pudo repetir el mismo éxito. Desde entonces, la OTAN está actuando militarmente sin un mandato político que debería emanar del Consejo de Seguridad de la ONU, lo que ha dado lugar a que la situación humanitaria y política de Kosovo sea muy grave, puesto que mientras se bombardea a los centros militares del ejército serbio, la represión se ejerce con armas ligeras. Se estima que las bajas civiles durante los ataques de la OTAN son entre 1.200 y 5.700 civiles, según las autoridades serbias y en 500, según Human Rights Watch. Además, las bajas de militares yugoslavos podrían haber sido de 5.000 aunque los serbios dieron cifras de 576 muertos, entre los que se encontraban 462 soldados y 114 policías. Después de finalizar la guerra, se desenterraron cerca de 4.500 cuerpos de albaneses en su mayoría. Se estima que el total de bajas albanesas se acerca a los 10.000 muertos. Aunque con esta cifra hay ciertas discrepancias, puesto que han sido 500.000 hombres los que supuestamente hubieran desaparecido.