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RENUNIÓN MONTILLA-ZAPATERO

El matrimonio entre el PSOE-PSC se complica con las elecciones de fondo

Por J. F. LamataTiempo de lectura5 min
España22-07-2010

"Tenemos un problema político", dijo Montilla en su reunión con Zapatero, "Es hora de reparar los daños". Montilla y Zapatero tienen la obligación legal de adaptar el Estatut a la sentencia del Tribunal Constitucional, sin embargo su estrategia consiste en "venderlo" como si esa "adaptación" fuera una jugada maestra que van a hacer para "burlar" a los jueces. Las estrategias de "marketing" con vista a las inminentes elecciones son la clave de todo.

Es un hecho que en la política de todas las comunidades españolas nunca se deja de hacer campaña. Desde que se conoció la sentencia del Estatut, los partidos políticos catalanistas viven una auténtica disputa por quién consigue escenificar la postura más indignada "contra España y sus tribunales", y a esa lucha se ha sumado el PSC, el partido que más tiene que perder. Y es que la estrategia de CiU y Artur Mas ha quedado clara, ser resume en el lema: "El PSC es el PSOE y el PSOE es España". Dispuesto a contradecir esa idea, Montilla intenta dejar claro que él no es del PSOE (sobretodo por la "E"), no ha parado de repetir la proclama "no nos taparán la boca porque somos una nación" y se ha referido siempre a José Luis Rodríguez Zapatero como "Presidente del Gobierno de España", en vez de como "el presidente" o "nuestro presidente". La estrategia era presentar esta reunión, no como una reunión entre el Gobierno central con una autonomía, sino como una cumbre entre dos naciones que se hablaban de tú a tú. El gran problema de los socialistas es convinar los intereses de los electores del PSC en Cataluña con los del PSOE en el resto de España, lo que obliga a la práctica del doble lenguaje. En Cataluña el PSC tiene que presentarse como más nacionalista que nadie, ofenderse más que nadie contra el Tribunal Constitucional y demás instituciones españolas y distanciarse todo lo que se pueda del Gobierno, lo prueba la petición expresa a José Luis Rodríguez Zapatero para que no participe en la campaña electoral. Lejos quedan los tiempos en los que Felipe González o Alfonso Guerra participaban en las campañas del PSC de Narcís Serra. Por otro lado la estrategia del PSOE, que intenta convencer a su electorado del resto de España de que el PSC no tiene ningún tipo de deriva radical y que el único problema es el creado por el PP al presentar el recurso e intentar "camuflar" los ataques institucionales de los dirigentes del PSC. El choque de estrategias entre el PSC y el PSOE no es una novedad. Tras las pasadas elecciones autonómicas en 2006, la dirección del PSOE con Zapatero y Chaves a la cabeza decidió que el PSC formara gobierno con CiU, algo a lo que Montilla se negó y optó por repetir el pacto Tripartido con ERC y ICV. El PSN (PSOE en Navarra) intentó hacer lo mismo en 2007 y el resultado fue que el PSOE decapitó a toda la dirección con Chivite y Puras a la cabeza, como antaño Nicolás Redondo Terreros en el PSE. Pero es que la relación del PSC con el PSOE es mucho más complicada ya que ni a ellos mismos le interesa aclarar si son un mismo partido o dos, según el momento. El único pacto parecido era el de UPN y el PP, que acabó con la ruptura total con ellos en 2008. Se da la compleja circunstancia de que a Zapatero le pueda convenir una derrota de Montilla, y un triunfo de CiU para convertirse en la bisagra de un hipotético Gobierno de Mas en Cataluña para que los convergentes en compensación apoye a Zapatero en Madrid. Las otras batallas electorales catalanas Las próximas elecciones catalanas pueden ser extremadamente interesante por la aparición de nuevos jugadores en el tablero. Junto a la pugna por el voto catalanista indignado que se disputarán PSC y CiU está la disputa de los "decepcionados", en las pasadas elecciones el voto de los "decepcionados" jugó a favor de ICV, en esta ocasión parece jugar a favor de Artur Mas y contra el tripartido. todas las encuestas dan por segura la bajada de las tres formaciones de aquel pacto (PSC-ICV-ERC). Más tensa será la disputa por el voto independentista, que pretende canalizar igualmente la indignación por la sentencia del Estatut. ERC y su flamante líder Puigcercós, que logró liquidar a Carod Rovira tras una dura batalla interna, quieren esos votos, pero tendrán que disputarselos no sólo contra PSC y CiU, que radicalizan sus mensajes, sino también con "Reagrupament", escisión ultraradical de ERC que encabeza el ex consejero Carretero y contra Joan Laporta y lobby anti-español. La más que probable alianza de Carretero y Laporta con este último de candidato podría poner en apuros al electorado de ERC. En el otro lado está la pugna por el voto "españolista" (entre un 10% y un 15%). No es probable que el PP intente arañar votos a catalanistas a CiU como hiciera durante la "era Piqué", por lo que su objetivo será absorver todos los votos "españolistas" catalanes, intentando desintegrar al resquebrejado "Ciutadans", el partido de Rivera que dejó bocabierto al PP en el 2006 al "colarse" en el Parlament con tres diputados, encabezados por Rivera y Robles. Actualmente Robles, que rompió totalmente con Rivera, es el líder del Unión Progreso y Democracia, el partido de Rosa Díez, en Cataluña. Luego la pugna está entre el PP, Ciutadans y UPyD. La lucha por arañar votos entre los descontentos entre UPyD y Ciutadans ha jugado en las últimas convocatorais a favor de UPyD, pero en Cataluña una división podría dejar fuera a ambos. Por último, la rocambolesca formación "Plataforma per Cataluña" del populista Joseph Angleda que ha demostrado que su campaña anti-islámica tiene seguidores que se van incrementando (la mejor demostración es que todos los partidos, desde el PP hasta el ERC, han empezado a imitar partes de su discurso). Y es que por un lado Angleda se define como "español", por lo que podría arañar votos a los que luchan por el electorado españolista (PP, Ciutadans y UPyD), pero por otro PxC mantiene un discurso ultra-nacionalista de "cataluña para los catalanes", que podría quitar votos a ERC y demás formacionas radicalistas.