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ASESINATO EN IRAQ

El Supremo reabre la investigación sobre la muerte de José Couso

Por Marta SanzTiempo de lectura2 min
Comunicación06-07-2010

El 8 de Abril de 2003 la residencia de los periodistas que trataban de informar sobre el conflicto abierto en Irak, el hotel Palestine, era tiroteado por un carro de combate estadounidense. El resultado de este ataque fue el asesinato de un periodista ucraniano y un cámara español. José Couso, de 38 años, fallecía en un hospital de Bagdad. En estos 7 años en los que la familia del reportero ha luchado intensamente porque se reconociera un crimen de guerra en estas muertes, la Audiencia Nacional ha dictado sentencia dos veces. Y dos veces el TS ha revocado su decisión.

Este martes el Tribunal Supremo, tras una serie de deliberaciones a puerta cerrada, daba a conocer el fallo que obliga a la Audiencia Nacional a reabrir, por segunda vez, el caso de asesinato del cámara gallego. La primera vez que archivó la causa fue en 2006, rechazando que el fallecimiento pudiera deberse a un “acto de guerra”. Esta última anulación ha venido precedida de un recurso por parte de la familia del reportero, después de que la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional revocara en 2009 el procesamiento de los tres militares americanos acusados indirectamente de provocar la muerte de Couso. El sargento Thomas Gibson, el capitán Philip Wolford y el teniente coronel Philip Camp, que habían sido acusados de delitos de homicidio y contra la comunidad internacional, quedaban libres de cargos al considerarse que no habían datos relevantes que permitieran seguir con el procedimiento. La Audiencia Nacional decretó entonces la conclusión del sumario y el sobreseimiento provisional, a pesar de que en el auto de procesamiento del instructor de la causa se aseguraba que Gibson fue la persona que ordenó los disparos, sin que constase la existencia de observador o francotirador enemigo, y se afirmaba además que “las fuerzas militares norteamericanas tenían conocimiento de que el Hotel Palestine era y se encontraba en zona civil y no era objetivo militar y que, además, estaba ocupado por población civil y periodistas”. A pesar de todo esto, la Audiencia Nacional y la fiscalía entendieron que estos datos no tenían el peso suficiente, y concluyó que no se podía demostrar que no hubiera francotiradores apostados en el hotel, y que no parecía “descartable que se colase alguno sin control”. Los magistrados daban así credibilidad al informe presentado por el ejército americano, que afirmaba que los disparos iban dirigidos contra una figura que se encontraba en el hotel y a la que atribuyeron intenciones de ataque. A pesar de estos argumentos, y de la confianza que infundían en los jueces, no se halló testigo alguno de tal ofensiva entre los periodistas y civiles hospedados en el Palestine.