Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

LIBROS

Arturo Pérez Reverte busca la España que nunca existió

Por Marta G. Bruno Tiempo de lectura1 min
Cultura22-03-2010

Un canto a la literatura del futuro, y a lo que a él mismo le ocurre. Enrique Vila-Matas escribe Dublinesca con el sabor de un personaje que sufre las mismas situaciones disparatadas que el autor. Un personaje alcohólico y a la vez abstemio, un editor fracasado. Un personaje que poco se parece a otro real, Artuto Pérez-Reverte, que con El asedio ha demostrado cosechar fieles adeptos a sus obras.

Enrique Vila-Matas siempre se ha mostrado reflexivo. Eso mismo ocurre en Dublinesca, su nueva obra, donde el autor divaga sobre un sueño apocalíptico con sede en Dublín. Así se codea el escritor, entre lo que es real y lo que no, y embellece la realidad más triste e insignificante en la piel de un editor sumido en la más profunda de las crisis. Porque Vila-Matas no escribe para que el lector sólo busque en sus libros “saber quién es el asesino”. Quien ha cosechado cifras astronómicas antes de ver publicado su libro es Arturo Pérez Reverte. Su codiciada trayectoria profesional no se puede poner en duda. Con El asedio termina una etapa importante del escritor, donde pone punto final a la novela histórica. La novela ha costado dos años de escritura y recoge lo mejor de sus anteriores obras. Una historia de la que gozan sus lectores, como la historia de Europa, que Enrique Ruiz Doménech quiere reivindicar en Europa. Las claves de su historia>, un ambicioso ensayo del intelectual granadino sobre las raíces del viejo continente, su cultura, los tratados de paz, pero también numerosos conflictos. Europa ha llegado a una aparente empatía, necesaria para llevar a buen puerto las relaciones internacionales. Jeremy Rifkin consigue en La civilización empática la primera publicación sobre la relación entre esta característica humana y la agenda personal y el progreso social en su conjunto. No dará las claves para salir del atolladero, pero sí un aportará un punto de cordura.