JUICIO
Comienza el juicio contra Slobodan Milosevic
El ex presidente de Yugoslavia Slobodan Milosevic, durante su juicio en el Tribunal Penal Internacional
Por David Hurtado1 min
Internacional16-02-2002
Los compases iniciales del proceso contra Slobodan Milosevic han venido cargados de tensión. Milosevic, frío y seguro, se negó desde el comienzo del juicio a declararse culpable o no culpable, renunció al abogado defensor y alegó a la ilegitimidad e imparcialidad del tribunal.
En la primera jornada de un juicio histórico, la fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional para los crímenes en la antigua Yugoslavia (TPIY), la suiza Carla del Ponte, se dedicó a exponer sus tesis iniciales. Según Del Ponte, los delitos cometidos por Milosevic están fuera de cualquier actuación de guerra y son propios de un "salvajismo medieval y una crueldad calculada". "No son ni las convicciones personales ni menos todavía el patriotismo y el honor, ni siquiera el racismo o la xenofobia lo que animan al acusado, sino la búsqueda del poder, del poder personal", aseveró la fiscal ante la pasividad de Milosevic. Además, el equipo de la acusación repasó la historia reciente de Yugoslavia y mostró vídeos y fotografías de las matanzas presuntamente instigadas por Milosevic, quien se mostró impasible al contemplarlas. El ex dictador se dedicó tanto el miércoles como sobre todo el jueves a desacreditar la autoridad del tribunal. En sus primeras palabras, Milosevic manifestó que se quiere proceder a su linchamiento a través de una campaña mediática y calificó al Tribunal de "animal". El ex jefe de Estado yugoslavo basó la ilegitimidad de la Corte en dos motivos: por un lado, en que el TPIY, creado por el Consejo de Seguridad de la ONU, no está refrendado por la Asamblea General del organismo internacional, cuestión que el presidente de la sala, Richard May, consideró "zanjada". Por el otro, en que su sentencia está firmada de antemano ya que, según Milosevic, existe un acuerdo entre Del Ponte, la ex secretaria de Estado estadounidense, Madeleine Albright, y la inteligencia británica para que así sea.