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PREMIOS PRÍNCIPE DE ASTURIAS

El arte, el deporte, la investigación y la literatura se reúnen en Oviedo

Por Javier M. FandiñoTiempo de lectura4 min
Cultura25-10-2009

En un año marcado por la crisis de la economía y la salud mundial, también hay tiempo para la magia. El Teatro Campoamor de Oviedo se vistió de gala y disfrutó otro año más de los Premios Príncipe de Asturias. Y ya van 29. Margaret Chan, Norman Foster, Ismaíl Kadaré, Klaus Wowerit, David Attenborough, Martin Cooper, Raymond Samuel Tomlison, la Universidad Autónoma Nacional de México y Yelene Isinbayeva tiñeron de color la tarde del viernes. Vetusta está de enhorabuena.

En un año marcado por la crisis de la economía y la salud mundial, también hay tiempo para la magia. El Teatro Campoamor de Oviedo se vistió de gala y disfrutó otro año más de los Premios Príncipe de Asturias. Y ya van 29. Margaret Chan, Norman Foster, Ismaíl Kadaré, Klaus Wowerit, David Attenborough, Martin Cooper, Raymond Samuel Tomlison, la Universidad Autónoma Nacional de México y Yelene Isinbayeva tiñeron de color la tarde del viernes. Vetusta está de enhorabuena. El Teatro Campoamor de Oviedo se tiñó de fiesta y celebró por vigésimo novena vez los Premios Príncipe de Asturias. La genialidad de Norman Foster, la creatividad de Kadaré y la concienciación medioambiental de David Attenborough brillaron en una tarde llena de contrastes. Alegría y elegancia se juntaron en Vetusta, desde las sonrisas que despertaron entre los asistentes los investigadores Martin Cooper y Raymond Samuel al bailar al son de las gaitas o la espectacularidad de la deportista Yelene Isinbayeva que, como reconoció, se sintió por una noche como una Cenicienta. El Premio de las Letras recayó sobre el escritor albanés Ismaíl Kadaré, como reconocimiento a una carrera literaria caracterizada por la libertad y la tolerancia. En su discurso recurrió al mito de Orfeo y acudió al personaje literario español por antonomasia, El Quijote, para expresar la independencia de la literatura. Fue el único al que no consiguió detener aquél régimen comunista, esgrimió el galardonado, “don Quijote estaba loco, y no menos loco estaba el Estado albanés, de modo que resulta lógico que los dos locos se entendieran”, agregó. El escritor concluyó su tesis afirmando que cuando un escritor albanés viene a recoger un premio de un reino occidental, eso sucede porque la literatura es, por su propia naturaleza, independiente. Por su parte, el Premio de Cooperación Internacional fue otorgado a la directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan. La doctora reconoció que es necesaria la cooperación internacional en el ámbito de la salud y comentó que la globalización de unos modos de vida poco saludables ha impulsado un incremento alarmante en todo el mundo de las enfermedades crónicas. La directora de la OMS no pudo evitar hablar de la gripe A y señaló que la primera pandemia del siglo XXI está mostrando las grandes diferencias en niveles de ingresos, en condiciones sanitarias y en el acceso a la atención médica” entre los distintos países. 20 años desde la caída del Muro de Berlín Como era de esperar, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia se le entregó al alcalde de Berlín, Klaus Wowerit, tras el vigésimo aniversario de la caída del Muro. El político, que se atrevió a pronunciar una frase en castellano, aseguró que la concesión del Premio es un acicate para continuar por este camino y añadió que cuando los ciudadanos berlineses derribaron el 9 de noviembre de 1989 el muro que había partido su ciudad a lo largo de tres décadas fue el momento más feliz de la historia de Berlín. Asimismo, el Príncipe Don Felipe reconoció a Norman Foster como uno de los más grandes arquitectos de la era global y le otorgó el Premio de las Artes. El ya consagrado arquitecto británico reflexionó sobre el futuro de la arquitectura y aseguró que en los años venideros veremos un cambio hacia edificios que consuman menos energía. Además, la deportista rusa Yelene Isinbayeva, que recibió el premio de Deportes conquistó al auditorio con su impresionante vestido con el que aseguró sentirse como una Cenicienta. La atleta, que ya ha superado 27 marcas mundiales, no pudo contener las lágrimas y reconoció que cuando la comunicaron que había recibido el galardón se ilusionó muchísimo. Por su parte, David Attenborough, Premio de las Ciencias Sociales, agradeció el galardón y aseguró que cada día somos más conscientes de la necesidad de preservar el medio ambiente. El Premio de Comunicación y Humanidades recayó sobre la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), conocida por ser la mayor universidad de toda Latinoamérica y un centro de referencia para la educación. José Ramón Narro, actual rector de la Universidad, se mostró muy agradecido por el Premio recibido y se centró en la educación como vía de la superación humana, tanto individual como colectiva. Al mismo tiempo, lamentó que en el mundo de hoy vivan cerca de 900 millones de personas que no saben siquiera leer y escribir”.