IRÁN
La crisis en Irán complica sus tensas relaciones con Occidente
Por Miguel Martorell3 min
Internacional28-06-2009
La crisis política y social en Irán continúa acrecentándose. Las protestas de la oposición han sido duramente reprimidas por la Policía y la milicia Basij, mientras las más altas autoridades del país acusan a Occidente de entrometerse en sus asuntos. Las ofertas del Consejo de Guardianes a los manifestantes han caído en saco roto y la situación no tiene visos de arreglarse.
Las calles en Irán siguen en pie de guerra. A principios de la semana pasada, el Consejo de Guardianes admitía de forma extraoficial, a través de una cadena de televisión, ciertas irregularidades en las elecciones presidenciales del 12 de junio. Sin embargo, aunque admite que en 50 ciudades votaron más personas de las censadas, añade que este hecho no modifica el resultado de los comicios, en los que Mahmud Ahmadineyad obtuvo un 63 por ciento de los votos y su rival Mir Husein Musavi un 34 por ciento. En medio de un clima tenso lleno de protestas callejeras, Irán comienza a aplicar la censura informativa. Trata de eliminar todas aquellas webs que permitan entrar o salir información del país, pero los opositores logran evadirlas utilizando medios como el Twitter para convocar las protestas. Por primer vez desde el inicio de las protestas, las milicias Basij, los Guardianes de la Revolución, advierten de que se “empleará a fondo” en las manifestaciones convocadas en protesta por la represión, las detenciones, las muertes y los heridos que se produjeron en las protestas de la semana anterior. Cuando miles de iraníes salen a la calle para recordar a las víctimas, los paramilitares del Basij y la Policía responden con mucha dureza. Las imágenes de la joven Neda, muerta y ensangrentada en el suelo, dan la vuelta al mundo. La oposición denuncia detenciones arbitrarias a lo largo del día. A mediados de la semana pasada, el Consejo de Guardianes ofreció un recuento parcial del 10 por ciento de los votos para aliviar la tensión, sin embargo, Musavi insiste en reclamar la repetición de los comicios. Como respuesta, tan sólo dos días más tarde, el Consejo de Guardianes dijo que las elecciones habían sido "las más limpias de todas". La respuesta de Occidente no tardó en llegar. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, advirtió a Irán de que su comportamiento actual afectará al diálogo con Washington, porque la violencia con que ha aplacado las manifestaciones es "algo escandaloso". "Un Gobierno que trata a sus ciudadanos con medidas implacables y violencia, y que no puede lidiar con protestas pacíficas (...) no respeta normas universales", señaló Obama. La respuesta de Ahmadineyad fue acusar a EE.UU. de interferir en los asuntos de Irán y le exigió una disculpa formal. Poco después, el ayatolá Ali Jamenei, líder supremo de la revolución, profundizaba en esa línea de respuesta: “Algunos responsables estadounidenses y europeos, con sus palabras idiotas sobre Irán, hablan como si ellos mismos no tuvieran problemas y que sólo Irán es el tema”. Un mensaje que ha indignado a la UE, que ha reclamado a Jamenei una disculpa y ha negado tajantemente que haya tratado de influir de cualquier forma en los acontecimientos que tienen lugar en Irán. No obstante, la semilla de la sospecha ya está sembrada y Teherán ha vuelto a recurrir a la mano dura. Tras acusar a Reino Unido, Francia, Alemania y EE.UU. de intentar en Irán una “revolución de terciopelo”, ha expulsado a ocho miembros de la embajada británica. Fuentes diplomáticas francesas han denunciado asimismo que diplomáticos europeos han sido "amenazados y expulsados" del país. Aunque la tensión con Occidente siempre ha existido, los últimos acontecimientos aíslan aún más a Teherán del resto del mundo, en un momento en el que se habían conseguido tímidos avances en el diálogo con el régimen para lograr su desnuclearización y que ahora han quedado diluidos.