ITALIA
Berlusconi, asediado por las acusaciones de fiestas y escándalos
Por G. Martínez3 min
Internacional25-06-2009
Silvio Berlusconi siempre se ha sentido cómodo en su papel de dueño y señor del panorama político (y empresarial) de Italia. Sin embargo, estos últimos meses, su vida personal ha adquirido más relevancia que sus labores como político.
Primero, fue una supuesta relación sentimental con una menor de edad, Noemí Letizia, que afirmaba llamarle “papi”. Después, cuando se hicieron públicas las listas de su partido político para las elecciones europeas -llenas de nombres de actrices y misses-, su segunda esposa, Veronica Lario, anunciaba en los medios su divorcio del mandatario. Ahora, el escándalo de las “fiestas blancas”, celebradas en Villa Certosa (Cerdeña) y en la residencia privada de Berlusconi en Roma, denominadas así porque en ellas la Fiscalía presupone que los asistentes consumían cocaína. La encargada de abrir la caja de Pandora fue Patrizia D¬Addario, prostituta de lujo, que dice que acudió en dos ocasiones a las fiestas de Berlusconi y, aparte de mantener relaciones sexuales con él, cobró 1.000 euros por su asistencia. D¬Addario, de 42 años, ha afirmado que Berlusconi prometió ayudarla para conseguir unos permisos y poder así finalizar la construcción de un hotel familiar, así como también prometió incluirla en las listas de su partido Pueblo de la Libertad para las pasadas elecciones europeas. Pero dichas ofertas cayeron en saco roto, pues ni ha conseguido los permisos prometidos y su presencia en la política ha sido más bien efímera, pues al final fue presentada en las listas de un partido afín al de Berlusconi en la localidad sureña de Bari. Mientras el primer ministro acusa a D¬Addario de salir a la escena pública para conseguir dinero, ésta dice que actúa por venganza y ya ha presentado a la Fiscalía grabaciones de vídeo y de voz en las que demuestra su presencia en ambas residencias. Otras tres chicas, entre ellas Barbara Montereale, cuyo coche fue calcinado poco después de hacer pública su participación en las famosas fiestas, han admitido haber asistido a esas reuniones y haber obtenido dinero a cambio. No obstante, las acusaciones vertidas parecen no salpicar directamente a Berlusconi. El principal afectado es Gianpaolo Tarantini, empresario del sur de Italia y quien, supuestamente, se encargaba de reclutar a las chicas y proveía las drogas para las fiestas. La única consecuencia, de momento, que ha tenido el escándalo es que el primer ministro haya desechado la idea de presentarse a presidente de la República y haya afirmado que no designará a ningún sucesor para su puesto, sino que el próximo mandatario italiano debería ser alguien que escogiese el pueblo. Berlusconi se encara con los medios de comunicación El culebrón en el que se ha visto inmerso el primer ministro italiano cuenta con un factor clave: los medios de comunicación. Si en un principio, las fotografías de las fiestas fueron prohibidas en Italia -posteriormente, publicadas por el diario El País-, ahora los periódicos italianos, sobretodo La Reppublica y el Corriere Della Sera, se han hecho eco del escándalo y han servido como plataforma a los implicados para dar su versión de los hechos. Por ello, Berlusconi sostiene que todo lo que está pasando es un complot para minar su popularidad, pero que ni las tramas judiciales ni la presión mediática acabarán con su Gobierno.