España, la segunda patria del escritor
Por Marta G. Bruno2 min
Cultura20-05-2009
Benedetti siempre consideró España como su segundo hogar. Durante la última etapa de su exilio, el escritor acudió en 1978 al refugio de este país en compañía de su esposa, Luz López Alegre. El autor ha recibido en numerosas ocasiones el apoyo y el reconocimiento español, sobre todo por su amor hacia el pueblo y la calidad estética de su literatura.
De sus vivencias en tierras españolas nació la obra Geografías, un relato de su experiencia en el país. Aquí encontró el calor de otros exiliados, como la poeta Cristina Peri Rossi, Juan Carlos Onetti o Eduardo Galeano. Su primera casa fue Palma de Mallorca, hasta 1983. Sin embargo, la humedad de la zona, que le empeoraba sus ataques asmáticos, le llevó hasta el madrileño barrio de Prosperidad. Durante estos años nacieron productos de su excelencia literaria como Primavera con una esquina rota, escrita en 1982. En la obra, el escritor reflejó “la profunda tristeza que en el fondo alberga la felicidad”. Fue en esta época cuando comenzó a publicar artículos en el periódico El País, que recibieron el rechazo de muchos intelectuales, debido sobre todo a su posición a favor de la revolución cubana, que se refleja también en Poesía trunca que no era. Poesía revolucionaria latinoamericana, una antología que publicó su amigo y editor de sus obras, Chus Visor. Sus palabras se han convertido en música en boca de cantautores como Serrat, Victor Manuel, Soledad Bravo, Daniel Viglietti o Nacha Guevara. Su honradez, compromiso y crítica hacia la represión le hicieron merecedor de galardones varios. Entre ellos, los Doctorados Honoris Causa de las Universidades de Alicante y Valladolid en el 1997, el VIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1999, el I Premio Son Latinos en 2000, y el I Premio Iberoamericano José Martí en el año 2001. De él España tiene su último recuerdo, el poemario Testigo de uno mismo, publicado hace apenas unas semanas. En él, el autor abre nuevos debates sobre la vida y la muerte. Benedetti siempre aseguró que “no somos dueños de nuestro cuerpo, sólo lo alquilamos, hasta que llega el óbito y lo desalojamos”. Siempre le preocupó el fin de su vida, pero más la muerte de la humanidad. Se va uno de los grandes escritores del panorama literario moderno, pero quizás sólo por ahora.