OTAN
Los cinco momentos más relevantes en la historia de la OTAN
Por LaSemana.es4 min
Internacional05-04-2009
Con la Alianza Atlántica cumpliendo su 60 aniversario, LaSemana.es quiere rememorar los momentos más importante de su historia. Una historia marcada por la división interna, el antagonismo con la Unión Soviética y la búsqueda de nuevos objetivos tras su disolución.
1949 Tras la II Guerra Mundial, la gran amenaza para las democracias europeas comenzó a ser el comunismo abanderado por la Unión Soviética. Tras una serie de acontecimientos que llegaron a violar la soberanía de países como Grecia, Checoslovaquia o Noruega, y con el bloque de Berlín como gota que colmó el vaso, Francia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo y Reino Unido firmaron la Alianza Militar Atlántica, germen de la OTAN. La principal preocupación de los países pioneros de la OTAN fue la de atraer el interés de Estados Unidos, reticente a volver a inmiscuirse en asuntos europeos al principio, pero al que el bloqueo berlinés le hizo cambiar de opinión. Así, finalmente el 4 de abril de 1949 los países antes citados más Canadá, Dinamarca, Islandia, Italia, Noruega, Portugal y Estados Unidos fundaron la OTAN. 1954-1955 Seis años tardó la Unión Soviética en reaccionar a la creación de la OTAN, una organización surgida para contrarrestar su poder en el viejo continente y que supondría un inevitable despliegue militar estadounidense muy cerca de sus fronteras. Dado que la Alianza Atlántica nació con el objetivo fundamental de preservar la paz en Europa, la URSS quiso utilizar la esencia misma de la OTAN para frenar la llegada de fuerzas americanas a suelo europeo. Por ello, en una maniobra política que tuvo escaso recorrido y que hoy pocos recuerdan, en 1955 Nikita Jrushev solicitó la entrada de Moscú en la Alianza Atlántica para así garantizar la paz en Europa. Los países aliados, obviamente, no sólo rechazaron a la URSS, sino que menos de un año más tarde la sestaron uno de los golpes más duros diplomáticamente hablando que Moscú podía encajar. En 1955, Alemania Federal se sumó a la lista de países aliados de la OTAN, y la URSS, con el enemigo a escasos kilómetros de su perla particular (la RDA) reaccionó rápidamente. Apenas cinco días después de la adhesión de Alemania Federal en la Alianza Atlántica, el 14 de mayo de 1955, la URSS anunciaba la creación del Pacto de Varsovia, la OTAN del otro lado del telón de acero formada por Moscú y sus estados satélite. 1958-1966 La OTAN siempre ha tenido problemas de división interna a lo largo de su historia, pero nunca tan marcados como los de principios de la década de los 60 entre el núcleo formado por Estados Unidos y Reino Unido, y la Francia de Charles de Gaulle. A finales de los años 50, De Gaulle comenzó a reivindicar una alianza más abierta, denunciando el excesivo protagonismo de Londres y Washington y su relación especial dentro de la organización. Así, el presidente galo reclamó un trato igualitario para Francia que le diera un lugar predominante dentro de la OTAN en igualdad de condiciones que los anglosajones. Además, De Gaulle solicitó la expansión de la Alianza Atlántica a Argelia, donde Francia tenía graves enfrentamientos con las fuerzas nacionalistas. Sin embargo, las peticiones de De Gaulle no cuajaron y empujaron al Gobierno francés a retirar a sus tropas fuera del mando de la Alianza, desmantelar las bases norteamericanas en el país y prohibir cualquier instalación nuclear extranjera en suelo galo. Esta situación ha seguido vigente hasta hace apenas unos meses, cuando Nicolas Sarkozy ha anunciado el regreso de Francia al mando de la OTAN. 1999 Con la URSS fuera de combate desde hacía años, la OTAN tuvo que reinventarse y buscar una nueva razón de ser para existir. Así, la Alianza encontró durante su 50 aniversario esa razón de ser: la detención de la limpieza étnica llevada a cabo por el Gobierno yugoslavo en Kosovo. Muchas naciones cuesitonaron la legitimidad del ataque a Milosevic. Sin embargo, el secretario general de la Alianza, Javier Solana, anunció en aquel momento que la Alianza Atlántica había ampliado su radio de vigilancia a todas las ex repúblicas soviéticas, lo que suponía básicamente controlar al completo el hemisferio norte del planeta. Además, la OTAN decidió por aquel entonces no precisar de la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU para llevar a cabo sus acciones. En el conflicto kosovar, los objetivos de la OTAN fueron claros desde el primer momento: "Expulsión de los serbios, permanencia de las fuerzas de paz y retorno de refugiados.” Así, se consiguió detener al régimen de Milosevic mediante diez semanas de bombardeos aéreos que culminaron en la independencia de facto de Kosovo. 2001 Tras el 11-S, la OTAN encontró un nuevo reto en el que encauzar todos sus esfuerzos. Se trata de la contención del terrorismo islamista fuera de Occidente, para lo que ha llevado sucesivas misiones en países de Oriente Medio, principalmente en Afganistán. Después de la invasión estadounidense para acabar con el régimen talibán, Naciones Unidas encargó a la OTAN la formación de la ISAF, una fuerza de paz y seguridad que sigue operativa y que es a día de hoy la principal preocupación de la Alianza Atlántica, que mantiene a más de 35.000 soldados desplegados.