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CINE

La actriz María Isbert, homenajeada por la Academia de Cine

Por Alejandra Linares-RivasTiempo de lectura2 min
Espectáculos10-11-2008

Alrededor de 250 películas, obras de teatro y series de televisión, 91 años y un corazón muy grande son, probablemente, los aspectos más conocidos de la actriz María Isbert, que el pasado lunes 10 de noviembre recibió el reconocimiento de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, a toda su carrera.

Su trayectoria comenzó en 1936, con su participación en la obra Nuestra Natacha, en la que trabajó junto a su padre, Pepe Isbert. Ocho años más colaboró con él en la compañía teatral, pero después voló del nido hasta llegar a convertirse, a día de hoy, en una de las intérpretes españolas más prolíficas. El escenario no ha sido su único campo de batalla. También ha intervenido en numerosas series de televisión, como las ya clásicas Estudio 1, El Cid o ¡Ay, Señor, Señor!, e incontables películas. Entre su repertorio destacan importantes papeles y cosas más modestas, junto a pequeños y grandes realizadores. Isbert cuenta por decenas sus trabajos en la gran pantalla: desde La gran familia, de Fernando Palacios, El Verdugo, de Luis García Berlanga, y Viridiana, de Luis Buñuel, hasta El bosque animado y Amanece, que no es poco, de José Luis Cuerda y una de sus últimas apariciones en cine, La gran aventura de Mortadelo y Filemón. Por todo esto, la Academia decidió nombrarle académica de honor. El acto de homenaje a la actriz se celebró en la sala de proyecciones de la institución, cuyos asistentes se pusieron en pie a las 12:35 horas del lunes, para recibir a una emocionada María Isbert. Compañeros como Pepe Sancho, Álvaro de Luna y Manuel Aleixandre le dedicaron palabras de agradecimiento y de cariño por toda una vida de dedicación a la actuación, a su familia y sus amigos. La presidenta de la Academia de Cine, Ángeles González-Sinde, quiso resaltar el por qué de este reconocimiento. "Somos deudores del apellido Isbert como somos deudores de la larga y variada, admirable y envidiable filmografía de doña María Isbert, maestra en el muy sano ejercicio de ponerse en la piel del otro”, dijo, mientras que la propia homenajeada poco pudo comentar: “Os quiero a todos; no puedo decir nada más por la emoción”.