TENIS
Una ¬mina¬ de talentos al norte de Europa
Por Álvaro Heralta3 min
Deportes14-09-2008
La victoria de Rusia en la Copa Federación no es fruto de la casualidad, sino de un duro trabajo que ha convertido al país de norte de Europa en la primera potencia mundial del tenis femenino. Los ex soviéticos tienen a 15 de sus tenistas entre las 100 primeras del mundo, se alzaron con el oro, la plata y el bronce en el campeonato individual femenino en los Juegos Olímpicos de Pekín y han ganado cuatro de las últimas cinco finales de la Copa Federación.
Rusia llegó a Madrid a disputar la final de la Copa Federación con importantes bajas en su equipo. La más destacada fue la de Elena Dementieva, campeona olímpica y número 4 del mundo, que renunció a jugar por encontrarse “agotada”. Otra de las ausencias más significativas fue la de Dinara Safina, plata en Pekín y quinta en el ránking WTA, que eludió el participar en la cita madrileña alegando que un cambio a tierra batida en estos momentos de la temporada podrían lastrar su rendimiento sobre pista rápida, superficie en la que en esta época del año se disputan la mayoría de campeonatos. Además, Maria Sharapova y Anna Chakvetadze –números 6 y 12 del mundo-, respectivamente, tampoco pudieron viajar a la capital española por lesión. Pese a ello, Rusia acudió a la cita madrileña con la vitola de favorita al presentar un equipo de garantías, formado por dos Top Ten de la WTA, como Svetlana Kuznetsova y Vera Zvoraneva –medalla de bronce en Pekín-, completado con Ekaterina Makarova y Elena Vesnina. Todo ello teniendo en cuenta también que las rusas tienen un litigio especial con la Copa Federación, pues aterrizaron en Madrid tras haberse impuesto en tres de las últimas cuatro finales. Kuznetsova es la gran figura de la escuadra rusa y destaca por ser muy completa y por su potente derecha. Pese a su juventud, 23 años, lleva ya varios campañas entre las diez primeras. Entrena en España desde los quince años, por lo que sorprenderla sobre tierra batida no es fácil. Sin embargo, desde que alcanzara las semifinales de Roland Garros esta temporada su rendimiento ha ido a menos. Zvoraneva, por su parte, ha dejado atrás los innumerables problemas de muñeca que han lastrado durante los últimos años su rendimiento y se ha vuelto a meter entre las diez primeras del ránking WTA, gracias, entre otras cosas, a que ganó el bronce en los últimos Juegos Olímpicos. A lo largo de su carrera se ha defendido con mayor solvencia sobre cemento que sobre la arcilla. Vesnina, en tanto, siempre ha destacado más como jugadora de dobles –donde ha logrado tres trofeos WTA- que en individuales. Su mejor puesto en la clasificación mundial fue el 22, que alcanzó en mayo de 2007. Su principal defecto es que comete demasiadas dobles faltas. Makarova, por último, es, debido a su edad, 20 años, una de las más firmes promesas del tenis ruso. Lleva jugando en el circuito femenino desde los 15 y, al igual que Vesnina, su juego es más eficiente en dobles que en individuales, donde tiene que pulir aún un poco su zurda. El tenis ruso se encuentra actualmente en boga debido a que han cogido, y mejorado, el relevo de las jugadoras belgas y estadounidenses, quienes hasta hace poco dominaban el circuito. Esta eclosión se demuestra con datos: tienen a 15 de sus tenistas entre las 100 mejores y que lograron las tres medallas individuales en juego en la última cita olímpica en la modalidad individual, algo que no se conseguía desde 1908, cuando lo logró Gran Bretaña. Causas políticas del éxito El punto de inflexión el tenis de Rusia viene marcado por la apertura social, política y económica que se dio en la antigua URSS a mediados de los 80. Hasta ahí, el deporte de la raqueta era visto como una actividad burguesa que se anteponía a los intereses de la clase gobernante y que en nada ayudaba a difundir en el mundo el modelo soviético. A ello se sumó el significativo hecho de que a partir de 1988, en los Juegos Olímpicos de Seúl, este deporte fue considerado olímpico y se le dio una mayor importancia que habían solicitado antes para él gente como Shamil Tarpischev. Otra de las causas que han impulsado su crecimiento ha sido que varias de sus mejores tenistas, siguiendo el consejo de importantes jugadoras como Martina Navratilova, han decidido formarse en el extranjero. Así Sharapova dio sus primeros pasos con la raqueta a los siete años en Florida (Estados Unidos) y Dinara Safina en España, por ejemplo.