RUSIA
El ¬hombre fuerte¬ de Rusia, reforzado
Por J. F. Lamata Molina
2 min
Internacional09-05-2008
Dmitri Medvédev arrasó en las elecciones presidenciales, como estaba previsto. De hecho, los medios de comunicación internacionales apenas dieron la noticia, porque nadie dudaba del resultado de los comicios.
El nuevo zar Medvédev ganó las elecciones con un 70 por ciento de los votos, un porcentaje similar al que obtuvo Putin en las últimas presidenciales de 2004. Y ello a pesar de que los rivales de Medvédev eran pesos pesados (en comparación con los que tuvo que enfrentarse Putin entonces, ya que hubo un boicot de los partidos habituales). En esta ocasión se presentaban el líder del Partido Comunista Ruso Guennadi Ziugánov -quien lograra ganar la primera vuelta en las presidenciales de 1996 frente a Yelstin- y el ultranacionalista Vladímir Zhirinovski -amigo del francés Le Pen-, quien ganó las elecciones parlamentarias de 1993. Pero no tuvieron nada que hacer contra el candidato de Putin, obteniendo un 19 por ciento y un 11 por ciento, respectivamente. El ajedrecista Gary Kasparov no pudo presentar candidatura por impedimentos legales de la Administración. En la historia de la Rusia democrática -tras morir la URSS- todavía no ha habido ningún caso en el que el candidato del Kremlin haya perdido las elecciones presidenciales, siempre han ganado los oficialistas, por lo que no se ha producido ningún tipo de alternancia, quizá porque no existe. En la fastuosa toma de posesión rusa, Medvédev aseguró que mantiene como principales objetivos el desarrollo de las libertades cívicas y económicas (el presidente de la petrolera Yukos sigue encarcelado). Lo más relevante de todo este recambio es que se muestra una vez más que en Rusia, como en los antiguos países del Este, sigue existiendo la figura del hombre fuerte como número uno del país por delante de cualquier otro cargo. Stalin controlaba el país sin ser ni jefe de Gobierno ni jefe del Estado hasta 1944, de igual modo que Gorbachov, mandando desde 1985, no decidió entronizarse como presidente de la URSS hasta 1990, para caer un año después. El mejor caso será siempre el del chino Deng Xiaoping, quien no se molestó en ponerse algún cargo decorativo ni desempeñar absolutamente ningún cargo en el Gobierno ni en el Estado pero que fue el mandamás de China hasta su muerte. Ahora, Rusia tiene un nuevo presidente, pero el hombre fuerte continúa siendo el ex espía gris Vladímir Putin. Él permanecerá en el poder todo el tiempo que quiera, mientras no se pelee con predecesor. ¿Pretende eternizarse en el poder? No necesariamente, simplemente ha querido dejar claro que no cesará porque lo diga la Constitución, dejará de serlo cuando él lo considere oportuno. El tiempo dirá si Medvédev es hombre de paja o será el sucesor del hombre fuerte. De momento su imagen seguirá siendo la de su asistente, aunque este asistente se haya convertido en el propietario legal del segundo botón nuclear más poderoso del mundo.