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GUERRA DEL AGUA

El Gobierno da a Barcelona el agua que le niega a las regiones del PP

Fotografía
Por Irene E. SánchezTiempo de lectura2 min
España16-04-2008

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dio oficialmente el pasado 15 de abril el visto bueno al trasvase de agua desde el río Ebro hasta Barcelona, debido a la sequía que afecta a la ciudad condal. Lo hizo a través de la reunión entre el presidente de la Generalitat, José Montilla, y la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa. En ella cerraron el acuerdo, sellado a pesar de los anteriores avisos de Zapatero de no querer llevar a cabo el trasvase.

De este modo, el Ejecutivo socialista otorga a la ciudad condal, gobernada por el PSC, el agua que le niega a Valencia y Murcia o Almería, feudos electorales del PP. La sequía en Barcelona amenazaba con restringir el consumo de agua de los ciudadanos si no llovía hasta el 1 de mayo. Este motivo llevó al Gobierno de Cataluña a pactar con el Ejecutivo socialista un trasvase del Ebro a Barcelona aprovechando el flujo sobrante que se suministra a los regantes tarraconenses desde el río, a pesar de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, hubiera negado con anterioridad su posible realización, e incluso, de que hubiera criticado en numerosas ocasiones al partido de la oposición de pretender llevarlo a cabo. En su mitin del 2 de marzo en la plaza de Toros de Zaragoza no dudó en aseverar que el trasvase no se haría efectivo mientras él llevara las riendas de la Moncloa. Asimismo reprochaba la “cobardía” de Rajoy, del que afirmó ser promotor de la acción hidrológica que se convierte hoy en su iniciativa. Aprovechó además el presidente del Gobierno para anunciar cuatro días después ante el público que le seguía en el Palau Sant Jordi de la ciudad “su apoyo y cariño para poder derogar el Plan Hidrológico Nacional y el trasvase del Ebro y aprobar el Estatut”. Son éstas algunas de las declaraciones que muestran la actitud anterior y contraria de Zapatero con respecto a su posición actual en la guerra del agua. Aun así, el hecho es que el trasvase ha sido por fin acordado entre Generalitat y Ejecutivo, que pudo haberse visto presionado por el Partido Socialista Catalán, especialmente desde los pasados comicios generales. La formación liderada por José Montilla, y en especial la Consejería de Medio Ambiente de la Generalitat, pudo haber encargado hasta hace más de un mes y medio las obras para el comienzo de la captación de agua desde el Segre hasta el Llobregat. Las constructoras fueron contratadas previo anuncio público por parte de la Generalitat de Cataluña de sus planes hidrológicos, aunque su trabajo quedó paralizado cuando, paradójicamente, la vicepresidenta del Gobierno hizo saber el descarte de la posibilidad de trasvasar agua desde cualquier afluente del río aragonés. Quizás el empeño anterior del Gobierno socialista en no permitir dichos trasvases haya sido la causa del nacimiento del nombramiento propio del pacto sellado el pasado 15 de marzo por Ejecutivo socialista y Generalitat. La ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, que se reunió con Montilla para rubricar el acuerdo, lo ha llamado “minitrasvase, por sus características”. Aseguró así tras el encuentro: “No es ningún trasvase, lo reitero y estoy dispuesta a explicárselo a quien quiera entrar en temas más concretos”. Les acompañó en la reunión que oficializó el transporte de agua de Tarragona a Barcelona el conseller de Medi Ambient, Francesc Baltasar. Junto a él, compendiaron las características y condiciones de funcionamiento del proyecto que se hará efectivo a partir del 1 de mayo.