ITALIA
Berlusconi, el hombre que se hizo a sí mismo
Por Miguel Martorell2 min
Internacional17-04-2008
Pocos dirigentes italianos pueden presumir de tener el currículum de Silvio Berlusconi, un hombre que empezó actuando en locales de moda y que ahora ha vuelto a recuperar el poder que perdió en las elecciones de 2006. Histriónico, populista, imputado en casi una decena de ocasiones en casos de corrupción, Il Cavaliere tiene un magnetismo político que hace que sus votantes se olviden de las mil y un polémicas que ha protagonizado.
El imperio mediático de Silvio Berlusconi comenzó con una humilde inmobiliaria con la que desarrolló importantes proyectos en Milán, su ciudad natal. Su salto a la política se produjo al mismo tiempo que su poder en los medios de comunicación crecía, con la omnipotente Mediaset apoyándole en sus aspiraciones. La entrada de Berlusconi en la política se produjo, curiosamente, como una forma de evitar que sus empresas fueran condenadas y declaradas en bancarrota. En 1994 ganó sus primeras elecciones en Italia, en un gobierno que sufrió del mismo mal que el de Romano Prodi, debido a la necesidad de pactar con partidos políticos completamente contrarios. Il Cavaliere, que en su día logró posicionarse en el número 37 de las fortunas mundiales, según la revista Forbes, ha utilizado el poder, en sus distintos gobiernos, para hacer la ley a su medida y a la de sus intereses empresariales. Nada de esto ha parecido importarle a sus votantes, hipnotizados por su populismo y su garra mediática. Pese a las muchas promesas que ha realizado de reformar el sistema burocrático italiano o de activar la economía del país, ninguna de ellas ha llegado a materializarse. La Administración italiana sigue funcionando con el primitivo papel -que puede retrasar el trámite de un pasaporte hasta ocho meses- y sus cifras económicas dejan mucho que desear. A sus 71 años, previo paso por el cirujano, Berlusconi sigue siendo el más histriónico de los políticos europeos, con una conocida debilidad por las mujeres y con la mala costumbre de arrollar a quien trata de pararle los pies. La última de sus polémicas fue en una rueda de prensa conjunta con el presidente ruso, Vladímir Putin. Cuando una periodista le preguntó a Putin por los rumores que aseguran que el todavía jefe de Estado ruso se ha separado para casarse con una joven, Berlusconi no dudó en convertir sus manos en una pistola y apuntar a la incómoda periodista. Un gesto que no ha sentado nada bien en la prensa italiana, pero que ejemplifica a la perfección el estilo de gobernar de Il Cavaliere.