ESTADOS UNIDOS
Obama se distancia de Hillary Clinton en las primarias demócratas
Por Carmen Benítez Herrero
1 min
Internacional17-02-2008
Las últimas derrotas de Hillary Clinton han traído consigo la destitución de su jefa de campaña. Barack Obama ya se ha puesto por delante como favorito demócrata. El Partido Republicano ya tiene a John McCain como candidato fijo, quien cuenta con el apoyo del actual presidente de EE.UU., George W. Bush.
Con su triunfo en las primarias de la semana pasada, el senador Barack Obama se convierte en el favorito a ganar la candidatura del Partido Demócrata a las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Obama ya va por delante de Hillary Clinton en todos los marcadores posibles. La mayoría de los analistas cree que la candidatura demócrata deberá resolverse ahora en la convención del mes de agosto, la peor de las perspectivas tanto para el partido como para los dos candidatos, pues continuará la lucha interna. Mientras tanto, Hillary Clinton ha decidido destituir a su hasta ahora jefa de campaña, Patty S. Doyle, tras los pobres resultados obtenidos en las primarias. Las primarias republicanas En el lado republicano, John McCain derrotó a Mike Huckabee, en Virginia, Maryland y la capital federal estadounidense, Washington. De esta manera, McCain parece confirmar que su nominación oficial por el Partido Republicano. El presidente estadounidense, George W. Bush, quien pertenece a ese partido, apoyó al senador John McCain pero dijo sin embargo que en caso de alcanzar la candidatura, McCain "deberá convencer a los votantes de que es un conservador sólido". McCain también cuenta con el apoyo de Mitt Romney, quien se retiró de la carrera hacia la Casa Blanca tras el supermartes. Romney anunció su apoyo a McCain, al que considera "un verdadero héroe americano" y "un hombre capaz de dirigir el país en un periodo peligroso". Pese a que McCain, ex veterano de Vietnam, es un furioso detractor del comunismo y también apoya la continuidad de la campaña estadounidense en Iraq, los analistas señalan que sus posiciones sobre impuestos e inmigración no habrían logrado calar todavía entre los republicanos más radicales.