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BANCOS

Société Générale, víctima de un fraude de 4.900 millones de euros

Por María García CiracTiempo de lectura2 min
Economía26-01-2008

Es el segundo banco más importante de Francia y ha sufrido el mayor golpe de su historia -y de la historia de la banca francesa-. La autoría se la lleva una única persona; el susto, todo un país.

Le llaman el trader loco, pero un desequilibrado mental no es capaz de mover todos los hilos necesarios para estafar a un gigante financiero. Su nombre es Jérome Kerviel y ha saltado a la palestra por ser el principal sospechoso de un fraude que, según Société Générale, asciende a 4.900 millones de euros. Kerviel, de 31 años, ingresó en Société Générale en 2000 y desde 2005 trabajaba como operador de base en la sala de mercados de París. El pasado fin de semana la Policía registró la sede de la entidad y se incautó de sus archivos informáticos, que resultaron altamente sospechosos. Esa misma madrugada registraron su apartamento y encontraron datos que pueden ayudar a despejar parte de las dudas de la investigación. Société Générale se hizo eco de las pérdidas cuando averiguó que un corredor había intentado enmascarar los resultados negativos que se habían obtenido en el mercado financiero. Si a los 4.900 euros del fraude le sumamos las depreciaciones de activos por valor de 2.050 millones de euros asociadas al subprime, las pérdidas rondan la nada insignificante cifra de 7.000 millones de euros. Economistas y expertos en la materia no dejan de trabajar para llegar a una conclusión que aclare toda la incertidumbre: cómo pudo llevarse a cabo la operación, los errores que en ella se produjeron, cómo se descubrió, cómo será gestionada la crisis, quién dará la cara ante los agentes económicos que hayan depositado su confianza y sus ahorros en la entidad y si existe alguna relación con la crisis subprime. Todo apunta a que Jérome Kerviel creó una sociedad ficticia para poder desviar allí el dinero. Pero para confirmar este supuesto habría que averiguar cómo un solo hombre ha sido capaz de llevar a cabo una estafa de dichas dimensiones. Las dudas e incredulidades están servidas.