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BALÓN DE ORO

Oliver Kahn: la solidez de un portero

Por Javier TintóTiempo de lectura2 min
Deportes16-12-2001

El meta del Bayern de Múnich y de la selección alemana, posiblemente el mejor del mundo desde hace algunas temporadas, atesora cualidades suficientes para recibir el Balón de Oro.

El cancerbero alemán no ha brillado sólo en la temporada 2000-2001, en la que ha llevado al Bayern de Múnich a ganar la Champions League y la Copa Intercontinental por primera vez en 25 años, y además a la selección alemana al Mundial de Japón y Corea. Kahn se ha hecho acreedor al Balón de Oro por su constancia y su solidez en las últimas temporadas, en las que ha sido considerado mejor portero del mundo. Si algo caracteriza a Oliver Kahn es su raza y su mal humor. Es un jugador por momentos creído y fanfarrón (llegó a decir que no quería barrera en las faltas, porque no la necesitaba y le parecía una distracción), y aun con motivos, a veces ha llegado a resultar odioso para sus rivales. En el 2001, al margen de consagrarse con el Bayern de Múnich como mejor guardameta, se sacó la espina clavada en 1999, cuando perdió la final de la Liga de Campeones en el último minuto, a costa del Manchester United, en el Nou Camp. Además del título, el alemán ha sido nombrado por la UEFA mejor portero de la competición. A pesar de que la selección de Alemania no atraviesa por su mejor momento, Kahn se lució en los partidos decisivos de clasificación para el Mundial de Japón y Corea. En 2002 jugará su segundo Mundial, después de llegar a cuartos de final en Francia. La virtud añadida de Oliver Kahn, al margen de ser un portento de la naturaleza y de su espíritu de victoria, es que no es habitual, ni mucho menos, que un portero gane el Balón de Oro, pues los corresponsales de “France Football”, que votan al ganador del trofeo, y el público en general se fijan en mayor medida en los goles que marca un jugador, de ahí que abunden los delanteros. De los premiados entre 1956 y 2000, sólo un guardameta mítico, el ruso Yashin, lo ha ganado.