REFORMAS DE ESTADO
Las discrepancias polítcas frenaron las reformas en esta legislatura
Por Angie Rigueiro
2 min
España09-09-2007
Las campañas electorales son época de promesas y de promoción de los respectivos programas políticos. En la campaña para las elecciones pasadas, tanto populares como socialistas plantearon la necesidad de reformar la Constitución en varios aspectos con el ánimo de adaptarla a las realidades actuales. No obstante, pese a ese ligero consenso, la legislatura de Zapatero va a concluir sin que ninguna de esas modificaciones se haya llevado a cabo.
En primer lugar, el presidente del Gobierno abogó por cambiar el relevo de la Corona, lo que permitiría que la infanta Leonor reine sucediendo a su padre, el Príncipe de Asturias, a pesar de que pudiese tener un hermano varón. Por otra parte, tenía la intención de introducir el nombre de las comunidades autónomas en la Constitución, reformar el Senado y adaptar la Carta Magna a la Constitución Europea. La razón por la que no se ha abordado todavía la cuestión de la sucesión a la Corona se debe a que tanto PP como PSOE coinciden en que no hay ninguna prisa dado que el príncipe Felipe todavía ni siquiera es rey. Sin embargo, ambos partidos están dispuestos a que la reforma para que la infanta Leonor pueda reinar se haga a buen seguro en el futuro. Parecida razón es la que ha impedido que se lleve a cabo la adaptación de la Constitución española al Tratado Europeo. Tras el rechazo de Holanda y Francia a la Carta Magna comunitaria, el proyecto constitucional quedó en un stand by que, a día de hoy, hace muy difícil su aplicación en el continente. Pese a que en España se dijo sí a la iniciativa, parece que definitivamente no será necesario adaptar la Constitución española a ningún Tratado europeo. Al menos de momento. En el resto de asuntos no es un problema de plazos o de tiempo si no un problema de consenso entre las dos principales fuerzas políticas. El ambiente de crispación y enfrentamiento que ha protagonizado toda la legislatura ha afectado al los acuerdos para las reformas del Senado así como otros aspectos que requerían el acuerdo de las dos principales fuerzas políticas. Coinciden en la necesidad de reformas pero difieren en las formas de llevarlas a cabo. Estos desacuerdos han podido estar marcados por la confrontación derivada de los estatutos de autonomía. Los Estatutos han modificado el sistema judicial establecido en la Constitución al abrir un poco más la puerta al confederalismo. El Título aprobado por el PSOE en la Comisión Constitucional del Congreso otorgó, por ejemplo, al nacionalismo catalán un Consejo de Justicia propio y suficientemente desvinculado del CGPJ; un Tribunal Superior de Justicia como alternativa al Tribunal Supremo e impone el conocimiento del catalán como condición para ejercer como juez o fiscal en Cataluña. Al igual que en Cataluña, en el resto de comunidades autónomas que han conseguido su propia autonomía. Todo ello ha podido derivar en que el presidente del Gobierno no haya querido realizar ninguna otra reforma en la Constitución de 1978. Sin embargo, Zapatero hizo público el motivo de por qué no llevaba a cabo estas reformas legislativas. Zapatero anunció que el Ejecutivo no creía conveniente dar "más pasos" en el proceso de reforma de la Constitución de 1978 ante la falta de acuerdo con el PP, partido imprescindible para sacar adelante la reforma constitucional.