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UNION EUROPEA

El Banco Central Europeo mantiene los tipos en el 4,75%

Por Joaquín Castillo VillalvaTiempo de lectura2 min
Economía29-03-2001

La máxima autoridad monetaria europea decidió el pasado jueves mantener los tipos de interés en el 4,75 por ciento. De este modo, desoye las propuestas de rebaja que pedían los mercados. Con esta medida se demuestra que la misión principal del Banco Central Europeo (BCE) no es promover el crecimiento sino mantener una estabilidad cambiaria, velar por el control de los precios y conseguir una masa monetaria adecuada dentro de los mercados.

La desaceleración de las economías mundiales y, sobre todo, el bache de la economía estadounidense eran algunos de los factores que podían propiciar una reducción del precio del dinero. No obstante, la medida de no subir ni bajar los tipos demuestra la intención de mantener una política monetaria independiente de la que está ejecutando la Reserva Federal en Estados Unidos. La amenaza de recesión económica no ha influido sobre el BCE. La decisión no ha sido bien acogida por los mercados. Por este motivo, se espera que en las próximas reuniones de los días 11 y 26 de abril el BCE opte por una reducción de tipos. Esta disminución en el precio del dinero servirá como balón de oxígeno para las expectativas de los mercados. La reacción de la moneda única ante el mantenimiento de los tipos fue de caída. El día que se conoció la noticia, el euro llegó a cambiarse por 0,8806 dólares, el nivel más bajo desde el pasado mes de diciembre. Y la sesión del viernes no fue mucho mejor. La divisa europea sufrió el tercer mínimo anual y el cambio oficial se fijó en 0,8832 dólares. Con esta decisión el BCE interpreta que todavía existen riesgos inflacionistas en la zona euro. De modo que cuanto más se retrase la bajada de los tipos más tiempo se da a que las tensiones inflacionistas se alejen de la zona euro. Y así, se podrá lograr el objetivo de situar la inflación al final del año en el 2 por ciento. La medida de mantener los tipos favorece a los países inflacionistas como España. Sin embargo, a Alemania, país que tiene una inflación controlada, le perjudica, ya que así el BCE no permite que tenga un ritmo de crecimiento elevado. Al no bajar los tipos, se frena el consumo y a su vez el desarrollo.