ESTADOS UNIDOS
Bush se ve obligado a retirar su programa de escuchas telefónicas
Por Luis Miguel L. Farraces
1 min
Internacional20-01-2007
Las consecuencias del batacazo republicano en las últimas legislativas estadounidenses siguen plasmándose en la política de la Administración Bush. La pasada semana el turno fue para los asuntos relacionados con el espionaje, un tema en el que el Gobierno norteamericano ha tenido que frenar su ambición evitar el respaldo de ningún órgano judicial para pinchar teléfonos, entrar en el correo electrónico, etc. de sospechosos de terrorismo.
La Administración norteamericana otorgó después de los atentados del 11-S carta blanca para que los servicios secretos pudieran espiar las comunicaciones telefónicas y electrónicas de cualquier ciudadano del país. Este hecho, que intentó mantenerse en secreto en un primer momento, se topó de bruces con varios periodistas del diario The New York Times que mostraron a la opinión pública en 2005 la política llevada a cabo por el presidente George W. Bush en esta materia. Además, el pasado agosto un juez de Detroit declaró como “profundamente inconstitucional” la política de espionaje de la Casa Blanca, reabriendo el debate. La reacción de gran parte de la Justicia estadounidense, del Congreso y del Senado fue rápida y comenzaron a llover las críticas a este sistema de escuchas ajudiciales. El presidente norteamericano, en cambio, defendió su programa aludiendo a que agilizaban los trámites para seguir la pista de sospechosos terroristas y por lo tanto, garantizaba la seguridad de los estadounidenses. Ahora la Casa Blanca, mediante una carta firmada por el secretario de Justicia, Alberto Gonzales, anuncia que “no se reautorizará el Programa de Vigilancia Terrorista cuando expire el actual permiso”, lo que supone que las decisiones de los espías tendrán que pasar por el tamiz judicial. Este cambio de parecer del encargado de Justicia se produjo apenas un día antes de su comparecencia en el Comité Judicial, un órgano reconquistado por los demócratas y del que se esperaban duras críticas contra el programa.