TOROS

¿Una fiesta en extinción?

Por Almudena Hernández1 min

Espectáculos21-01-2007

Hace unas semanas saltó la voz de alarma. La propia ministra de Medio Ambiente española, Cristina Narbona, decía que iba a ser difícil defender la fiesta de los toros en Europa. Ahora, suenan de nuevo rumores de que el Parlamento Europeo va a emprenderla otra vez contra las corridas de toros.

Según los partidarios de sacarla adelante, una de las maneras de oponerse a la fiesta es atacar a la cría de una especie única: la del toro de lidia. Desde Europa suenan campanas que aturden los oídos de quienes reciben subvenciones para criar ganado bravo. La postura, además de con los intereses de un colectivo económico, cultural y social en España, choca también con quienes viven directamente de ello en Portugal y Francia, aunque hay más afectados, como los profesionales americanos. A este paso, ni con el aparente respaldo de la candidata socialista francesa Segolene Royal, a quien parece gustarle esto del orbe taurino. Ante este panorama no es de extañar que se busquen las habichuelas por otra parte y que todo lo que recuerda a este magnífico espectáculo acabe siéndolo en otros escenarios. Todavía están recientes los flashes a Cayetano Rivera Ordóñez por desfilar con un chaqué de Armani. A este paso, viendo lo que hacen hasta los toreros de más caché del momento, para eso va a servir la fiesta de los toros: para devaluarla. Con un poco de suerte, si los taurinos no se unen al unísono (sin folclorisimos para defenderla, por favor) ante Europa, dentro de no muchos años, la especie del ganado bravo habrá quedado para animal de compañía. Es decir, que para celebrar san Antón -si es que con este laicismo imperante se celebra en la España- en vez del mono amarillo o el caimán aleonado habrá que llevar a bendecir a un toro de amplia testa y con metro y medio entre pitón y pitón.