MALOS TRATOS
Los niños, las víctimas olvidadas de la violencia doméstica
Por Cristina Arias2 min
Sociedad25-11-2006
La violencia doméstica contra los niños es una realidad mundial, pero son pocos los que se hacen eco de este problema. Los niños son las víctimas más olvidadas. La mayor parte de las agresiones permanecen ocultas o sus responsables -personas cercanas a quienes conocen- nunca reciben castigo. Por este motivo, precisar cuántos niños resultan afectados es casi imposible.
Esta violencia, que incluye la física, sexual o psicológica (insultos, amenazas, humillaciones, aislamiento, rechazo o indiferencia emocional) en ocasiones es aceptada socialmente como ejemplo de disciplina o como parte de la tradición cultural de algunos países (ablación, servidumbre, marcas de fuego, matrimonio forzoso, crímenes de "honor", etc). Según un reciente estudio de las Naciones Unidas sobre la violencia contra los niños, en la actualidad tan sólo 16 países han prohibido el castigo corporal en el hogar mientras 209 lo aprueban. Además el estudio asegura que son las niñas las que sufren más abusos sexuales durante la infancia (36 por ciento frente a un 29 por ciento de los niños) y explica que el abandono y la exposición a los malos tratos son una forma de violencia indirecta, ya que el abandono es una causa importante de mortalidad entre los niños y niñas de corta edad y la exposición a la violencia ejercida contra sus seres queridos puede alterar su crecimiento mental y emocional. Sin embargo, se calcula que unos 275 millones de niños y niñas en todo el mundo son testigos de malos tratos. No sólo sufren la angustia de vivir en un hogar violento, sino que tienen una probabilidad más alta de convertirse en víctimas de abuso. Estudios muestran que hasta un 80 por ciento de los niños testigo son también abusados. La violencia en el hogar crea efectos en los niños como el bajo rendimiento escolar, la falta de habilidades sociales, depresiones, ansiedad y otros trastornos psicológicos. Además, algunos hablan de las influencias de haber crecido en un hogar marcado por el abuso para perpetuar el "ciclo de violencia doméstica" y convertirse en maltratadores. Varios estudios han descubierto que los niños de hogares violentos tienen comportamientos más agresivos y algunas investigaciones indican que las mujeres más maltratadas son aquellas cuyas parejas sufrieron maltrato cuando eran niños o presenciaron actos de violencia a su madre.