RELACIONES EXTERIORES
El Gobierno combina la Alianza de Civilizaciones con la visita de Obiang
Por Ángeles Rigueiro
2 min
España17-11-2006
La Alianza de Civilizaciones liderada por el presidente del Gobierno español, José Luís Rodríguez Zapatero, y su homólogo turco, Tayip Erdogan, con el apoyo de Francia e Italia, ha tenido una acogida desigual entre los países de la Unión Europea y el resto de la comunidad internacional.
El objetivo de esta iniciativa de paz es acabar con las guerras y frenar a quienes recurren a ellas. No obstante, no ha recibido el respaldo de Israel ni EEUU que aún no se ha pronunciado. Sólo Palestina y Siria han dado luz verde, de momento, a esta iniciativa mediterránea. La propuesta tuvo sus inicios en Estambul, tras el viaje de Zapatero a Turquía. Según el presidente no se trata de un proyecto “ingenuo y bienintencionado”, como muchos países han criticado, sino que el documento abogó por la autocensura de políticos, líderes religiosos y medios de comunicación. Se considera como elemento principal el conflicto palestino-israelí y se pretende pacificar la zona con el cese inmediato de toda violencia, la formación de un gobierno de unidad nacional en Palestina y la apertura del diálogo con Israel. El plan fue acogido positivamente por sirios y palestinos pero no por Israel, que expresó un inmediato y rotundo rechazo a la propuesta al considerarlo como “un anuncio precipitado”. Por ese motivo, el Gobierno movilizó la diplomacia española para que la iniciativa de paz en Oriente Próximo pueda ver la luz. El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, está convencido de que el proyecto llegará a buen puerto. “En el plan no hay nada que Israel pueda rechazar”, dijo. La Comisión Europea se mostró “completamente de acuerdo” con la propuesta, pero recordó que su “germen” ya figuraba en las conclusiones del debate celebrado por los ministros de Exteriores de la UE. Tan sólo dos días después de darse a conocer algunas de las proposiciones de la Alianza de Civilizaciones impulsadas por el Gobierno socialista, se produjo la llegada a España del presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang. Esta visita de carácter oficial se torció al suspenderse la asistencia del dictador africano al Congreso de los Diputados y la firma en el Libro de Honor de la Cámara Baja. La rebelión de los grupos IU, ERC y PNV contra dicha firma derivó en el veto del Congreso al jefe de Estado de Guinea. Obiang se despidió con insultos a la prensa y a los partidos españoles, a los cuales calificó como “irracionales”.