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ITALIA

Las autoridades se preocupan por la oleada criminal que sufre Nápoles

Por Claire AmbrosTiempo de lectura2 min
Internacional05-11-2006

Ocho asesinatos en cinco días. Nápoles, una ciudad del sur de Italia, sufre violencias urbanas organizadas por la Camorra. Esta mafia desafía el orden gubernamental para cerrar cuentas pendientes entre bandas. Desde principios de año, esta organización mafiosa cometió 52 de los 75 asesinatos registrados en la región napolitana.

Los datos más recientes sobre los asesinatos surgieron alrededor del día de los difuntos. El jueves 26 de octubre, Vicenzo Prestigiacomo, cuñado de Giuseppe Misso que está en este momento en prisión, fue tiroteado. Al día siguiente, Luciano Loffredo fue asesinado. Según los investigadores, se trataría de una venganza de su clan rival de Cirillo y Pecoraco. Una horas después, dos encapuchados entraron en la empresa distribuidora de videojuegos Appia Giochi, en la localidad de Sant Antimo, y dispararon a Rodolfo Pacilio, de 36 años, que murió al instante. El mismo día, dos personas fueron abatidas de la misma manera en Torre del Greco. En este caso también podría ser una venganza del pasado homicidio de Loffredo. Las muertes se van sumando y el crimen de Patrizia Marino, una mujer de 45 años que tenía un pequeño negocio de drogas, sacudió la ciudad. Por su parte, a plena luz del día, un matón a sueldo acabó con la vida de un familiar de un capo en pleno centro de la ciudad y una mujer también fue herida. Además, un hombre con antecedentes criminales fue apuñalado en el exterior de una iglesia. Ante esta situación de violencia, el primer ministro italiano, Romano Prodi, decidió viajar a Nápoles para planear una estrategia frente a la ola de asesinatos que está sufriendo la región. Prodi recibió peticiones para que tome la decisión de enviar al Ejército. La población de la zona (la tercera más poblada de Italia) pide ayuda para restaurar el orden y tiene la opinión favorable del 87 por ciento de los italianos (según un sondeo de la RAI) y también del ministro de Justicia, Clemente Mastella. Sin embargo, el primer ministro descartó esta opción por el momento y considera que no se está ante una "emergencia especial". Prodi se entrevistó con las autoridades locales y con el arzobispo y se ha decidido poner en marcha un plan. El envío de 1.000 policías más y la instalación de videocámaras en las calles son los puntos clave que formalizan este escrito.