DÍA DE LA HISPANIDAD
Zapatero respeta la bandera de EE.UU. tres años después de su ¬sentada¬
Por Enrique García García
2 min
España12-10-2006
Un total de 3.900 militares, 206 vehículos y 81 aviones y helicópteros se dejaron ver por el madrileño Paseo de la Castellana en la parada militar celebrada con motivo de la Fiesta Nacional. Las tropas desfilaron en un día frío y despejado idóneo para los homenajes pero también para aparcar diferencias cotidianas así como viejas rencillas.
Junto a las delegaciones de otros países volvió al desfile la representación de los Estados Unidos, que fue saludada debidamente junto con todas las demás por las autoridades en la tribuna, incluyendo al presidente del Gobierno José Luís Rodríguez Zapatero. El gesto llegaba después de que hace tres años el todavía líder de la oposición permaneciese sentado al paso de la enseña norteamericana. Tras este gesto, al año siguiente -y con los socialistas ya en el poder-, el ex ministro de Defensa José Bono decidió no incluir a los estadounidenses en la festividad del Día de la Hispanidad. Los abucheos lanzados por una parte del público a la llegada y salida del líder del Ejecutivo fueron el único rastro de crispación en un día en el que la clase política prefirió aparcar sus discrepancias habituales. En la zona reservada para las personalidades se pudieron ver juntos al líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, y al portavoz del PSOE en el Congreso, Diego López Garrido. Ambos conversaron amistosamente en diversas fases del desfile al igual que José Luis Rodríguez Zapatero y el portavoz popular, Eduardo Zaplana, situados a escasos metros de distancia. Junto a ellos la mayoría de los ministros, siete presidentes autonómicos así como otras personalidades como el embajador de EE.UU. Eduardo Aguirre, presentes en un acto presidido por la Familia Real. Destacaron una vez más por su ausencia el lehendakari, Juan José Ibarretxe, y el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, presente en ediciones anteriores. Como de costumbre la Fuerza Aérea abrió la marcha, con varios grupos de cazas F-18, así como un avión de reabastecimiento de combustible y la Patrulla Águila de vuelo acrobático. La escuadrilla de cuatro cazas eurofighter que cerró la intervención de los reactores fue más esperada que el descenso sobre la plaza de Colón de dos paracaidistas portadores de una corona de flores antes de dar comienzo el desfile terrestre. En este homenaje participaron las recientemente adquiridas baterías de anti-misiles Patriot, así como un gran número de los nuevos carros de combate pesados Leopard II E, blindados fabricados en España bajo licencia alemana a los que se ha añadido un mayor blindaje y potencia de fuego, además de una línea bien distinguible de la del modelo original. Esta vez ser rindió homenaje a las misiones internacionales, sin embargo, la verdadera novedad la constituyó el desfile de la infantería, al que se unió un cuadro de soldados con uniformes negros y boinas amarillas que pronto integrarán un nuevo cuerpo de las fuerzas armadas: la Unidad Militar de Emergencias. Esta unidad, que actualmente está en proceso de ser formada, la integrarán en torno a 8.000 efectivos, y estará especialmente adaptada para intervenir en casos de emergencia civil tales como desastres naturales, o emergencias humanitarias.