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ORIENTE PRÓXIMO

Amnistía Internacional denuncia los crímenes de guerra de Hezbolá

Por Salva Martínez MásTiempo de lectura3 min
Internacional17-09-2006

Amnistía Internacional (AI) presentó la semana pasada un documento de cuatro páginas en las que pone de manifiesto la más flagrante de las violaciones de las leyes de la guerra cometidas por el brazo armado de los islamistas del partido de Dios libanés: el lanzamiento de misiles katiusha contra los civiles israelíes que habitan el norte de Israel.

El artículo número tres del texto de referencia en materia de derecho de la guerra, la Convención de Ginebra, pretende proteger a los civiles que se encuentran en territorio sometido a los devastadores efectos de un enfrentamiento armado. Precisamente, israelíes y libaneses se expusieron a las devastadoras consecuencias de la guerra este verano. Es evidente que los citados colectivos sufrieron las acciones armadas de las partes implicadas en las hostilidades. Sin embargo, hubo que esperar a la semana pasada para que AI se pronunciase sobre los bombardeos del brazo armado de Hezbolá contra zonas pobladas por civiles israelíes. En el documento hecho público por AI el pasado jueves, se citan fuentes israelíes que dan cuenta de los 4.000 cohetes lanzados por Hezbolá. Según se lee en el texto, de los 3.970 katiushas que impactaron en suelo israelí, “901 cayeron en zonas urbanas” situadas fundamentalmente al norte del país y en las que residen más de un millón del total de seis millones y medio de ciudadanos israelíes. Muchas vidas se salvaron gracias a la evacuación de cientos de miles de personas que habitan la zona norte del Israel. Aún así, 43 personas perdieron la vida y otras 4.262 resultaron heridas como consecuencia de los ataques a distancia de Hezbolá. AI también tiene en cuenta otras consecuencias de los impactos de los cohetes de la milicia del partido islamista sobre Israel. Un ejemplo de esos otros efectos es el número de edificios destruidos por los bombardeos de Hezbolá. Fueron unos 12.000, de los cuales, 400 eran de titularidad pública. Sin embargo, lo que debe extraerse del texto de AI es la reivindicación de una “investigación internacional” acerca de cuáles han sido las consecuencias sobre los civiles del conflicto de este verano. Si no fuera esa la demanda que se realiza en dicho texto, se podría constatar en la multinacional europea defensora de los derechos del hombre la misma miopía que manifestó otra ONG, la “competencia americana” de AI, Human Rights Watch (HRW), cuando a principios de este mes, Meter Bouckaert, investigador de HRW declaraba: “está claro que Hezbolá apunta directamente a civiles porque su objetivo es matar a civiles israelíes”. Según el secretario general de Hezbolá, Hassan Nasralá, en ningún momento ésta ha sido su estrategia: “si ustedes atacan nuestras ciudades, nuestros pueblos y nuestra capital, reaccionaremos. Y cada vez que ustedes decidan dejar de atacarnos, nosotros no lanzaremos cohetes a ninguna colonia o ciudad israelí”. Es más, como ha afirmado Jonathan Cook, freelance británico que trabaja para una interminable lista de medios de comunicación repartidos por todo el mundo: “sé, tras haber hablado con otros periodistas israelíes que los ataques de Hezbolá no son tan arbitrarios como dicen en HRW. Varias instalaciones militares israelíes han sido dañadas por los cohetes de la milicia libanesa, pero la censura militar israelí ha impedido la difusión de estos hechos”. AI solicita una investigación internacional para que Hezbolá responda en caso de que esto sea necesario ante la muerte de esas 43 personas. Conditio sine qua non para que esa investigación sea justa es que se estudie si Israel debe responder de que, en sus ataques, el 93 por ciento de las víctimas mortales sean civiles. Un porcentaje que expresado en cifras alcanza los 1.088 personas. En los 27 días de conflicto, Israel lanzó más de 135.000 explosivos sobre el territorio libanés. AI internacional denunció el uso desproporcionado de la fuerza del Ejército israelí el pasado verano.