MEDIO AMBIENTE
Cada día España pierde 2.600 millones de litros de agua sin llegar a usarla
Por Elena R. Blázquez2 min
Sociedad17-09-2006
Las redes de agua españolas pierden el 35 por ciento de su contenido antes de llegar al grifo. Pero el mayor despilfarro de líquido se produce en la agricultura, actividad que consume el 80 por ciento de las reservas de agua del país.
El agua que se necesita para regar una hectárea de maíz equivale al suministro de una gran ciudad de 13 millones de habitantes. Y la mala gestión de los recursos hídricos en España es la responsable de que se siembren los cultivos que más agua requieren en las zonas más áridas del territorio: el maíz, algodón, arroz y la alfalfa usan casi mil hectómetros cúbicos de agua al año en la producción de excedentes agrícolas, a lo que se deben sumar los más de 600 hectómetros cúbicos que riegan cultivos de secano sólo para acceder a subvenciones. Hay que tener en cuenta que los suelos de la agricultura española muchas veces están deteriorados y necesitan aún más agua. Organizaciones ecologistas como Greepeace y WWF/Adena llevan algunos años pidiendo al Ministerio de Agricultura que cambie la política agraria para favorecer el secano y reducir el consumo de agua, así como al Ministerio de Medio Ambiente que reduzca las dotaciones para los cultivos de regadío. Pero el Plan Nacional de Regadíos propuesto para el año 2008 prevé un aumento de la superficie regable a casi 230.000 hectáreas. Además, existen 735.000 hectáreas en producción en las que las redes de distribución tienen pérdidas de agua muy altas. Sólo una parte del agua que se retira es realmente usada y el resto se pierde en los sistemas de conducción, se evapora o es transpirada. La media de pérdidas es del 35 por ciento antes de que llegue el agua al grifo. Hay ciudades como Huesca o la periferia de Madrid en las que se pierde el 50 por ciento y en otras se llega al 80 por ciento. En total, las pérdidas en la red son de 2.600 millones de litros diarios, según el Instituto Nacional de Estadística. En España, los precios que pagan los regantes por metro cúbico de agua utilizada no cubren los costes reales que supone el llevar el agua hasta los campos, ni los gastos de la pérdida de la calidad del agua por la utilización de productos fitosanitarios o por la salinización resultante de la sobre explotación. En este punto, los expertos se plantean si es económicamente adecuado invertir el 80 por ciento del agua en una actividad que apenas supone el 3,5 por ciento del Producto Interior Bruto.