MACROECONOMÍA
La economía española crecerá un 3,4 por ciento este año
Por Carmen Jardón2 min
Economía16-09-2006
Aunque el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la economía española crecerá un tres por ciento, no se trata de un buen dato, ya que supone dos décimas menos de lo que calculó el pasado mes de abril. A pesar de este retroceso, el organismo internacional asegura que el Producto Interior Bruto (PIB) cerrará el año con un avance del 3,4 por ciento, una décima más de lo que se esperaba en abril.
El FMI ha confirmado que España será el quinto país de la zona euro que más crecerá este año; por delante, Irlanda, Luxemburgo, Grecia y Finlandia. Además, se espera que ocupe el cuarto puesto en la lista en el año 2007 tras adelantar a Finlandia. Dicho organismo también ha vaticinado la recuperación de la zona euro y Japón frente a la desaceleración de EE.UU. Como ya ha hecho en otras ocasiones, el FMI ha avisado del riesgo que corre la economía española, aquejada de dos grandes lastres: la sobrevaloración del mercado inmobiliario y la posibilidad de que se desinfle la burbuja inmobiliaria, y, por otro lado, el negativo balance del sector exterior. A estos dos grandes problemas hay que añadir la inflación. Se prevé que los precios al consumo aumenten un 3,8 por ciento este año, lo que supone casi el doble del objetivo para alcanzar la estabilidad a la que aspiran los países de la zona euro, aunque se cuenta con que en 2007 se moderará hasta el 3,4 por ciento. Las previsiones en cuanto al déficit por cuenta corriente son más pesimistas: se espera que este año alcance el 8,3 por ciento, y en 2007 aumentará hasta el 8,7 por ciento. De todos estos datos ha dado cuenta el FMI en su último informe semestral, titulado Perspectivas Económicas Mundiales. El documento señala que el mundo vive el periodo de cuatro años de mayor expansión desde la década de 1970, pero avisa de la presencia de otros dos grandes problemas: la posibilidad de que se enfríe con más rapidez de lo esperado el mercado inmobiliario en Estados Unidos y de que la inflación obligue a los bancos centrales a aumentar los tipos de interés, lo que se traduciría en una menor riqueza para las familias y la limitación su capacidad de consumo. Además, reconoce que el encarecimiento del petróleo se está trasladando al resto de la economía.