CASO ROQUETAS
El fiscal pide 66 años de cárcel para los ocho guardias civiles implicados
Por Teresa García
2 min
España17-06-2006
El fiscal pide condenas de entre ocho y diez años de prisión para los ocho guardias civiles del cuartel de Roquetas de Mar (Almería) que serán juzgados por la muerte del agricultor Juan Martínez Galdeano, en 2005. En el proceso, la defensa de los agentes pedirá la libre absolución.
El teniente Rivas, jefe del puesto de Guardia Civil de Roquetas, se enfrenta a la petición de cárcel más elevada: diez años de prisión (tres años por homicidio imprudente, dos años y medio por atentado grave contra la integridad moral y cuatro años y medio por un delito de lesiones). La Fiscalía también pide indemnizaciones, de 80.000 euros para la viuda de Juan Martínez Galdeano, y de 15.000 para su hijo. Según el Ministerio público, de estas indemnizaciones deben responder tanto los acusados, conjunta y solidariamente, como el Estado, en calidad de responsable civil subsidiario. La familia del fallecido ha recibido “con satisfacción” la acusación formulada por la Fiscalía. Leonardo Manuel Montoya, su portavoz, ha asegurado que estas conclusiones eran lo que menos esperaban y están bien, dentro de lo que cabe, teniendo en cuenta “las zancadillas que han estado planteando”. Según el relato de hechos del fiscal, Galdeano se presentó en el cuartel de Roquetas a las 16:15 horas del 24 de julio del pasado año para pedir auxilio tras sufrir un accidente de tráfico, ya que le seguían varias personas del otro vehículo involucrado. Martínez Galdeano se quedó en el interior del edificio, mientras los agentes trataban de disuadir a los perseguidores. El agricultor intentó marcharse al ver que las demás personas se iban, pero uno de los agentes le ordenó que se quedara allí. Entonces, Martínez Galdeano le dio un empujón y salió corriendo. Los agentes le dieron alcance en el aparcamiento, donde éste opuso resistencia y se agarró al mástil de la bandera. No obstante, los guardias lograron arrestarle y le pusieron las esposas. Cinco de los agentes trataron de introducirle en un vehículo, pero él se opuso de nuevo y se inició un nuevo forcejeo. Martínez Galdeano mordió a un agente y dio una patada en la mano a otro. El teniente Rivas salió “portando en una mano una defensa metálica extensible y en la otra una defensa eléctrica”. Ninguna de las dos son reglamentarias, explica el fiscal. Martínez Galdeano siguió resistiéndose y los ocho agentes continuaron golpeando al detenido con sus extremidades inmovilizadas y con un lazo de seguridad en los tobillos. Y así estuvo varios minutos hasta que los guardias civiles se dieron cuenta de que ya no respiraba.