REFERÉNDUM
Maragall se da un leve respiro y aplaza el debate sobre su continuidad
Por Antonio Pérez3 min
España18-06-2006
“Hoy no es el día para hablar de eso, sino para celebrar la aprobación del Estatuto”. De este modo despachó el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, el debate sobre su continuidad como candidato por el PSC a la Generalitat después de ser preguntado tras su intervención para valorar los resultados del referéndum.
Lo cierto es que la crisis generada por el Estatuto en el seno del Gobierno Tripartito hizo que los distintos partidos enfocasen la campaña del referéndum como un ensayo general para las próximas elecciones autonómicas y concretamente como un plebiscito hacia la gestión de Maragall. La victoria del sí hace que el presidente se de un ligero respiro aunque la alta abstención evita los triunfalismos. Además, la campaña sobre el referéndum del Estatuto catalán no sólo ha servido para que cada partido marque su territorio y se posicione, sino que las fichas se han movido también dentro de las mismas formaciones políticas. Mientras que tanto en Ezquerra Republicana de Catalunya (ERC) como en el Partido Popular (PP) han cerrado filas en torno a sus líderes para defender el “no”, las perspectivas desde los otros dos grandes partidos son bien distintas. Desde Convergencia i Unió (CiU) saben que han jugado bien la partida y que la fotografía de Artur Mas con Rodríguez Zapatero en La Moncloa ha sido la prueba visible de ello. El protagonismo adquirido por la formación les coloca en un buen punto de partida para las próximas elecciones generales. Las cosas, sin embargo, están más complicadas entre los socialistas catalanes. Después de lograr –tras interminables negociaciones, por cierto- cerrar el Estatut, el partido de Maragall ha tenido que enfrentarse, de nuevo, a situaciones complicadas. En primer lugar, Maragall decidió expulsar a ERC del Gobierno y recomponer el Ejecutivo. El objetivo fue también el de cerrar filas en torno al Estatut y presentar a un equipo homogéneo que defienda el proyecto de ley sin fisuras. Durante toda la tormenta, además, se ha venido discutiendo públicamente la conveniencia de que el president continúe ejerciendo sus funciones una vez que termine la legislatura. El propio interesado tuvo que entrar en el debate para pedir que se finalizaran las hipótesis hasta que el Estatut llegara a buen puerto. Lo cierto es que la lucha de poder en el PSC no ha hecho nada más que empezar. Desde los últimos tiempos dos facciones diferenciadas han mantenido un pulso para hacerse con el poder: los seguidores del actual president y los del actual Ministro de Industria, Industria y Turismo, José Montilla. Con Montilla en Madrid Maragall tenía el camino libre, pero después de los encuentros y desencuentros protagonizados por sus excompañeros de Gobierno de ERC, Montilla ha ido ganando ganando posiciones de tal modo que cuando se destapó la caja de los truenos con la sucesión de Maragall, el ministro era el segundo en la lista. La corta pero intensa gestión de los socialistas catalanes con los nacionalistas liderados por Josep Lluis Carod Rovira ha estado dificultando el futuro de Maragall y la salida del Gobierno de ERC supuso, en ese sentido, una bombona de oxígeno. No así para los nacionalistas, que se han visto obligados a defender la misma postura que su adversario natural, el PP, aunque por otras razones. Su imposibilidad para establecer alianzas con otros grupos (también CiU son adversarios) les pone en una situación difícil para gobernar Cataluña. Mientras que los resultados del referéndum no cambiarán la posición de ERC, sí que podrían variar la del PSC y, especialmente, la de su propio líder de cara a las próximas elecciones. En ese sentido, el referéndum sobre el Estatut implicaba, en parte, un plebiscito personal sobre su gestión y su aceptación. Con el asunto más complicado e importante de la legislatura superado, sus fuerzas podrán concentrarse en preparar su cita con las urnas. Entre las posibilidades cabría incluso la posibilidad de que el propio Maragall encabezara la lista con Montilla, como una especie de tándem que aglutinaría las dos corrientes, algo que el primero ya ha anunciado que podría suceder… De hecho, después de todo lo visto en esta legislatura, todo es posible en Cataluña.