EDUCACIÓN
Cien millones de niños, sin derecho a la educación
Por Beatriz Martínez
2 min
Sociedad24-04-2006
En el año 2015, ningún niño carecerá de profesores y educación. Es la meta y la voluntad internacional que se plasmó en la conferencia mundial celebrada en Dakar en el año 2000. Ya en la campaña celebrada en 2003 se movilizó a dos millones de niños bajo el lema Levantemos la mano por la educación de las niñas.
El problema, sin embargo, requiere no sólo un compromiso político que debe abandonar su forma abstracta para convertirse en un hecho real, sino también una amplia financiación. Más de cien millones de niños se ven excluidos de la escuela por muy diversos y tristes motivos. Otorgarles la oportunidad de acceder a la escuela primaria y gratuita y formarse en conocimientos y valores como personas, no debe considerarse un lujo. La Semana de Acción por la Educación es una iniciativa orientada a que los niños y jóvenes aprendan acerca de los temas importantes, desarrollen sus habilidades de comunicación y experimenten el poder de la democracia. Todo ello les sirve para experimentar cómo las instituciones democráticas funcionan, tanto a escala local como nacional, y para aprender la manera de conseguir que sus voces se escuchen y, sobre todo, para darse cuenta de que pueden conseguir que las cosas cambien. De ese centenar de niños sin escolarizar un número mayor aún no completa ni siquiera cinco años de educación. Para los que la finalizan, la educación recibida es de tan mala calidad que apenas proporciona los aprendizajes necesarios para superar la pobreza. La combinación de falta de acceso a la educación o la mala calidad de la misma tiene como resultado 860 millones de adultos analfabetos en el mundo. Esto constituye una violación masiva de derechos fundamentales, además de un desperdicio de potencial humano para el desarrollo de los pueblos. Para conocer con detalle todos los objetivos de este proyecto, la Campaña Mundial de la Educación ofrece su programa, así como los objetivos y pasos que ya se han logrado y los que quedan por hacer. Para erradicar la falta de escolarización en países como los que pertenecen a las regiones de África, América del Sur y Asia Oriental especialmente deben aunarse los esfuerzos tanto de los países ricos como de aquellas naciones que padecen ese problema. Los primeros deben destinar al menos el 0,7 por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB) a la ayuda oficial al desarrollo y al menos el 10 por ciento de esa cifra a la educación. A su vez los países receptores deben colaborar en su propio beneficio mediante la donación del 3 por ciento de su PIB a la educación básica, dotar de ayudas a la infancia que atraviesa mayores dificultades, como las niñas, los huérfanos del sida o aquellos más pobres. Y en especial acabar con las formas más duras de trabajo infantil, llevando la educación más allá de las escuelas.