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BALONMANO

La última ‘frontera’ cayó: la Liga de Campeones

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura3 min
Deportes30-04-2006

El Balonmano Ciudad Real culmina, con el título de la Liga de Campeones, su proyecto deportivo, aunque su gran impulsor, Juan de Dios Román, no haya seguido en el banquillo para recoger el mayor éxito de la historia del club. Con Talant Dujshebaev al frente de la nave, el conjunto manchego ya es uno de los grandes no sólo en España, sino en Europa, aunque ya ganó la Recopa en 2002 y 2003.

El desarrollo del club ha sido vertiginoso: se fundó en 1981, y tras acceder a la liga Asobal en 1992, el año siguiente recibió su actual denominación. La progresión deportiva empezó a dar frutos en 1999, con el subcampeonato de la Copa EHF, cuya final perdió contra el Magdeburgo, y se consolidó en el panorama español en 2001 y 2002, cuando disputó –y perdió contra el Barcelona– las finales de la Copa del Rey. Pero desde que consiguió su primer título, la Recopa de 2002, los resultados deportivos fueron avalando el crecimiento de un equipo que cada año fichaba a un crack de talla mundial: ora el islandés Olafur Stefansson, ora el croata Mirza Dzomba, ora el central Talant Dujshebaev… Así, desde 2003 el Ciudad Real siempre ha conseguido un doblete de títulos cada temporada: primero la Recopa y la Copa del Rey, en 2004 la liga y la Copa Asobal, y en 2005, pese a los subcampeonatos en la liga y la Copa de Europa, ganó dos títulos menores: la Copa Asobal y la Supercopa de España. El equipo ha tenido unas circunstancias únicas, con un entrenador, Dujshebaev, que debutaba conociendo como nadie –en su condición de ex jugador– los mimbres de la plantilla. Con la sólida base táctica que había heredado de la etapa de Román, la capacidad de motivación del segundo mejor jugador del siglo XX ha quedado fuera de toda duda. El Ciudad Real, con permiso de la Copa del Rey, sólo ha dejado escapar un título durante la temporada, la liga Asobal, y ha justificado plenamente la gran inversión que desde hace varias temporadas vino haciendo Domingo Díaz de Mera, un visionario que ha conseguido hacer del club un estandarte de la ciudad, con el apoyo de las instituciones, y un reclamo económico para la ciudad. Los jugadores apenas han variado con respecto a temporadas anteriores, salvo la incorporación –para dar empaque y calidad a las rotaciones, más que al equipo titular– de los laterales Petar Metlicic y Julio Fis, éste procedente del Balonmano Valladolid. Por tanto, el equipo manchego es, por sus jugadores, el mejor equipo del continente. Un repaso a su plantilla es, simplemente, demoledor. La portería, con el concurso ocasional del joven Wenceslao Aldomar por una lesión del veterano José Javier Hombrados –que ha ganado su tercera Copa de Europa con tres equipos diferentes–, ha encumbrado al serbio Arpad Sterbik, un portero de gran inteligencia y agilidad pese a su juventud –26 años– y envergadura: dos metros de altura y 119 kg. de peso. La defensa, con un esquema 5-1 en el que destaca el labor de los avanzados, bien David Davis o el sueco Jonas Källman, destaca por su firmeza, con especialistas como el esloveno Ales Pajovic y el francés Didier Dinart, junto con el propio Metlicic y, en menor medida, Carlos Prieto y el donostiarra Ion Belaustegui, mientras que para las transiciones ofensivas el equipo dispone de muchos y múltiples recursos: la visión de juego del zurdo islandés Olafur Stefansson, la potencia de Fis, la versatilidad del esloveno Sergej Rutenka y de Alberto Entrerríos, con la dirección –aun sin jugar muchos minutos– del danés Claus Jacobsen. Sin olvidar la técnica, impresionante, del croata Mirza Dzomba, que tras cinco finales perdidas por fin se ha consagrado en la Copa de Europa, y el trabajo inmenso del hispano cubano Rolando Uríos, uno de los mejores pivotes del mundo por su efectividad, tanto para anotar como para forzar sanciones a los defensores.