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CICLISMO

Las grandes vueltas y la UCI siguen ‘a la greña’

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura4 min
Deportes19-03-2006

Las grandes vueltas insisten en mantener el vínculo con la Unión Ciclista Internacional (UCI), pero gestionar con autonomía las competiciones de sus organizadores. Se espera que el nuevo presidente de la UCI, Pat McQuaid, intente hacer el papel que le corresponde, “que es el de árbitro, no el de parte”: la federación se opone de pleno a ceder el control que ejerce.

La UCI anunció su decisión de prohibir a los organizadores de las tres grandes vueltas por etapas (Giro, Tour y Vuelta) instaurar un trofeo específico para los participantes en las tres carreras, e insiste en que las pruebas organizadas por las sociedades ASO, RCS y Unipublic, se mantiene con respecto a 2005. En diciembre de 2005, los organizadores presentaron un proyecto alternativo, en el que destacaba la instauración de un trofeo para las tres grandes rondas nacionales dotado con 600.000 euros para el vencedor y premios para los siete mejores equipos. Replantearse la participación de los equipos del ProTour constituiría, para la UCI, una violación inaceptable de los acuerdos firmados en 2004. En términos generales, la federación internacional subraya que ninguna nueva clasificación o criterio, particularmente el trofeo de las tres Grandes Vueltas, puede ser creada sin su autorización, conforme al reglamento, que establece que toda clasificación basada en las pruebas del calendario internacional debe ser expresamente autorizada por la UCI, que denuncia que “el tono y el contenido del comunicado de Tour, Giro y Vuelta demuestra claramente que, según el establecimiento del sistema de participación que debería aplicarse sus carreras, los organizadores de los tres grandes vueltas otorgan mucha más importancia a los aspectos comerciales y financieros que al criterio deportivo y de la estabilidad económica del movimiento en conjunto”. La posición de las grandes vueltas Los propietarios, en cambio, aseguran que organizarán sus pruebas en función de criterios propios, los existentes antes de la implantación del circuito ProTour. Así, en un año que Patrice Clerc –patrón del Tour de Francia– calificó “de transición”, se elegirá a los 14 equipos clasificados de oficio según la clasificación ProTour, pese a que los tres organizadores la consideran injusta y no creíble desde un punto de vista deportivo. A partir de 2007, los equipos serán seleccionados según un sistema propio de atribución de puntos en función de los resultados y con penalizaciones para los equipos con corredores sancionados por dopaje. Clerc recalcó, con todo, que a diferencia del ProTour, su sistema no obliga a los equipos a participar. En el aspecto ético, el director general de la Vuelta a España, Víctor Cordero, señaló que los organizadores no tienen responsabilidad sancionadora, pero que sí pueden intervenir en los aspectos deportivos: “Si un corredor da positivo en una gran carrera, nosotros no podemos sancionar al equipo, pero podemos decidir que no se le cuenten los puntos logrados en esa carrera a la hora de ser seleccionado para el futuro”. Decidir quién decide Las tres grandes rondas por etapas entraron en el calendario ProTour, pero sin acceder orgánicamente a su gestión –en manos de la UCI– por el desacuerdo con la estructura de competición. De hecho, el Consejo del UCI ProTour (CUPT) asegura que dejará fuera a las grandes vueltas si éstas no aceptan las condiciones del ProTour. El presidente de la UCI, Pat McQuaid, rechaza la propuesta de incentivar económicamente la participación de los equipos, al reafirmar el desarrollo del ciclismo como principal objetivo de la UCI. El irlandés considera “obscena” la propuesta, que prevé una dotación de 100.000 euros, además de las indemnizaciones a los equipos, y un trofeo de dos millones de euros, en lugar de las sanciones para que ese dinero sea empleado en desarrollar el deporte de base. El CUPT se compone de dos miembros elegidos por los ciclistas, dos por los equipos, dos por los organizadores y seis por el Comité directivo de la UCI, y a excepción de las cuestiones de dopaje, se encarga de todas las pruebas inscritas en el ProTour. Entre sus decisiones se cuenta la reducción del calendario a un máximo de 157 días de competición por corredor y que la ampliación del calendario es, en principio, inaceptable. Sin embargo, los organizadores de las tres grandes no consideran posible aceptar la autoridad del CUPT, pese a que su misión, según la UCI, esa representar a todos los actores del ciclismo profesional y pretende que sea investido en sus competencias de manera autónoma. Los equipos La Asociación Internacional de Equipos (AIGCP), por su parte, solicitó que las grandes vueltas se integren en un calendario específico, en el que no tengan la obligación de participar. Los equipos quieren elegir en qué pruebas se inscriben, mientras que los organizadores aspiran a aumentar el número de invitaciones en sus carreras, limitar el número de equipos ProTour y establecer un sistema de ascensos y descensos a la máxima categoría ciclista. Pero las tres grandes quieren tener a equipos dispuestos a competir, no a aquellos que vienen forzados, sin algunos de sus mejores corredores o con algunos que abandonan a las primeras de cambio. El director general de Unipublic, Ignacio Ayuso, insistió en que las tres grandes no están provocando un cisma y que quieren seguir en el seno de la UCI, lo que no quieren es seguir en el ProTour tal y como está. Aun así, los equipos que defienden el circuito aseguran que las tres grandes sólo quieren recuperar el poder que tenían antes del nuevo sistema de competición. Las grandes vueltas responden que lo único que ambicionan es el dinero que les proporcionan estas carreras. “Nosotros lo que queremos es que nos dejen gestionar nuestras históricas carreras como consideremos oportuno”, concluye Ayuso.