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JUVENTUD

Más allá de la borrachera

Por Lucía E. GonzálezTiempo de lectura2 min
Sociedad18-03-2006

A pesar de ser un hábito fuertemente arraigado y culturalmente aceptado por la mayoría de los países occidentales, el consumo de alcohol entre los jóvenes comienza a ser objeto de preocupación. Los altos niveles de consumo y la precocidad en las edades de inicio han convertido esta droga de tanta tolerancia social en la sustancia que más problemas sociales y sanitarios genera en España.

Cirrosis hepática, úlceras gastroduodenales, gastritis o cardiopatías son los problemas sanitarios más usuales derivados del abuso crónico del alcohol. Sin embargo, los jóvenes de hoy han hecho de este la droga más consumida en nuestro entorno sociocultural. Los llamados "alcohólicos de fin de semana" convierten este depresor del sistema nervioso en un elemento imprescindible del ocio nocturno. Alcohol y diversión van de la mano al referirse a los jóvenes. A pesar de la descoordinación motora, las dificultades para hablar o para asociar ideas, así como el riesgo de alcanzar un estado de coma etílico de consecuencias irreparables, más de la mitad de los jóvenes españoles reconocen consumir altas dosis de alcohol de forma habitual como un medio para alcanzar la desinhibición, la euforia, la relajación o el aumento de la sociabilidad durante las noches del fin de semana. Tanto es así, que las urgencias por intoxicación de esta sustancia en España se estiman en unas 800.000 al año. Otro dato a tener en cuenta, serían las estadísticas que reflejan el consumo de este como consecuencia directa en los accidentes de tráfico. Según cifras oficiales, el 37 por ciento de los conductores fallecidos en las carreteras durante 2003 se encontraban bajo los efectos del alcohol. En cualquier caso, se podría decir que nos encontramos ante un fenómeno social que no hace sino reunir a cada vez más adeptos. La edad de inicio en el consumo se estima cada vez más temprana y las dosis consumidas son también cada vez más elevadas. Según el Ministerio de Sanidad y Consumo, el exceso de alcohol provoca que cada año ingresen en los hospitales 4.000 personas afectadas de psicosis alcohólica, una cifra que, en los últimos años, ha aumentado más de un 100 por ciento. No obstante, la concienciación en torno a los peligros y riesgos que conllevan estos abusos suele ser mínima o, en su caso, inexistente. En el plano psicológico, además de la dependencia que puede acarrear un consumo irresponsable y abusivo, la ingesta regular de alcohol puede provocar también una pérdida paulatina de la memoria, dificultades cognitivas o demencias, graves consecuencias a las que hacen caso omiso los usuarios de esta droga social. Además, hay que tener en cuenta que la problemática derivada del consumo de alcohol en adolescentes tiene un carácter agudo diferente a la del adulto, que es crónica, pudiendo además producir más fácilmente alteraciones orgánicas y psicológicas así como la adopción de conductas de alto riesgo, tales como conducir tras haber bebido o realizar actividades sexuales de riesgo.