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SALUD

Una joven anoréxica es hospitalizada en contra de su voluntad

Por Alejandra Linares-RivasTiempo de lectura2 min
Sociedad16-03-2006

El caso de Rocío S. ha saltado a la palestra. El hecho de que no reconozca la anorexia que padece ha llevado a sus familiares a recurrir a los tribunales para conseguir su ingreso en un hospital. Pero no es la única adolescente en este tipo de situación. De cada 100.000 jóvenes de entre 15 y 24 años, unos 30 o 40 sufren esta enfermedad.

La anorexia nerviosa es un síndrome que afecta especialmente a mujeres adolescentes, aunque también a niñas, mujeres mayores y, con menor frecuencia, a los hombres. Su rasgo principal es la pérdida de peso autoinducida por diferentes vías: restricción alimentaria, uso de diuréticos y laxantes, provocación del vómito, exceso de actividad física. Es un problema psicológico que surge por el temor a la gordura y aborrecimiento de la propia imagen y, en general, quienes lo padecen se niegan admitirlo. Rocío S. es una de las jóvenes que sufren este trastorno. Dada la dificultad de ayudarla por la no asunción de su enfermedad, sus hermanas solicitaron al Juzgado de Primera Instancia número 2 de Badalona el internamiento de Rocío en un centro médico. Pero fue denegado. La familia recurrió entonces la decisión del juez ante la Audiencia de Barcelona que, finalmente, aceptó la petición. La juez que hizo ejecutar de inmediato la sentencia, María Ros Vilamajó, envió previamente a un forense al domicilio de la joven. Éste, después de examinarla, concluyó que debía ser ingresada de inmediato. En el hospital permanecerá hasta que recupere un poco el peso que ha perdido y después continuará el tratamiento en un centro de día. Efectivamente, el de Rocío no es un caso aislado. De cada 100.000 jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años, unos 30 o 40 sufren esta enfermedad. Estas cifras crecen cada año, con lo que el problema cada vez es menos individual, y más social. Cabe destacar que este trastorno además lleva a la muerte en el 10 por ciento de las situaciones, y se convierte en algo crónico hasta en el 35 por ciento de las ocasiones. Asimismo, deja secuelas que afectan a la capacidad de adaptación de la persona y de relación en los ámbitos laboral, familiar, social y sexual.