BALONCESTO
El Baskonia no encontró rival en la Copa del Rey
Por Alejandro G. Nieto
3 min
Deportes19-02-2006
El Baskonia mostró una superioridad pasmosa a lo largo de la Copa del Rey 2006, disputada en Madrid. Primero contra el Joventut, luego contra el Real Madrid y frente al Valencia en la final, los vitorianos dieron un recital de juego ofensivo -exterior e interior, bajo la batuta de un soberbio Pablo Prigioni- y orden en defensa para alzarse con su quinto título. El Unicaja, gran favorito al haber ganado todos sus partidos en 2006, se topó en semifinales con un sólido Pamesa y prefirió centrarse en la Euroliga.
Los de Velimir Perasovic –que ya ganó la Copa como jugador– han sido uno de los vencedores más justos de la historia del torneo. Lo demuestra una estadística impresionante, que nunca en sus tres partidos –120 minutos disputados– fueron por detrás en el marcador. El dato refleja a la perfección la precisa máquina en que Pedro Martínez primero y Peras después han convertido al equipo vitoriano.. En la final, con todo, se enfrentó a un equipo que también ha demostrado que puede jugar a un nivel espléndido –no en vano derrotó al mejor equipo europeo, Unicaja– pero que no pudo evitar que el técnico croata le ganase la partida a un Ricard Casas que, pese a demostrar coraje y no dar nunca por perdido el encuentro, no encontró la manera de frenar el vendaval del campeón. La superioridad de los vitorianos se asentó en la brillante dirección de Pablo Prigioni, nombrado mejor jugador del torneo pese a no haberse prodigado en las labores de anotación. Aun así, el argentino ha sido el motor de su equipo durante toda la competición: con un duro trabajo defensivo y asistencias inverosímiles –propias de una impresionante visión de juego–, el base propició que jugadores como Luis Scola y Tiago Splitter consiguieran anotaciones altas, fraguadas en la excelente ejecución del bloqueo y continuación. Ello llevó a Prigioni a destrozar el récord de asistencias de la Copa, que ostentaba Michael Anderson y un ex jugador del Baskonia como Pablo Laso. Eliminatorias En los cuartos de final, casi todos los partidos salvo el que disputaron Real Madrid y Barcelona carecieron de la emoción de un final más igualado. Los azulgranas demostraron durante los tres primeros cuartos por qué son líderes de la ACB y ofrecieron una gran cantidad de recursos para descolgarse de un Madrid peleón. Pero en los últimos minutos le faltó la garra que sí tuvieron los blancos en el torneo y se vieron de pronto compuestos y sin posibilidades de contestar. Gran Canaria y Joventut se despidieron como dignos rivales de dos máquinas de jugar al baloncesto como Unicaja y Baskonia, respectivamente. En cambio el Girona, que llegaba con una racha de cuatro triunfos consecutivos, le pudo la falta de costumbre –sólo una vez, en 1999, jugó la Copa– y, precisamente, un rival que venía con tres derrotas como el Pamesa les sacó los colores. Ya en estos encuentros Serkan Erdogan, Vule Avdalovic y Jorge Garbajosa, espléndidos, se perfilaron como candidatos al trofeo de mejor jugador. Pero en semifinales, tanto el de Torrejón como el equipo malagueño decepcionaron. Los vigentes campeones chocaron contra una defensa asfixiante y demostraron que tienen problemas para compensar el ataque cuando Garbajosa falla. A falta de juego interior aparecieron los aleros, pero no bastó contra un conjunto tremendamente sólido y concentrado como el taronja. El Baskonia, en tanto, volvió a dar una lección de buen baloncesto contra un Real Madrid al que, en esta ocasión, le fallaron sus estrellas. No obstante, los guerreros de Bozidar Maljkovic no se rindieron y, pese a sus lagunas, llegaron a tener cerca la remontada. Una misión imposible, habida cuenta de la eficiencia y el oficio con que el campeón haría valer cada ventaja que cedieron sus rivales.