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RUSIA

El ataque de prochechenos en Nalchik deja, al menos, 127 muertos

Por Dania MullerTiempo de lectura1 min
Internacional16-10-2005

Un balance de 127 muertos, la mayoría de ellos terroristas chechenos o militares rusos. Ni tan siquiera la mano dura de Vladímir Putin puede con los sucesivos ataques de los terroristas. Putin llegó al cargo de la mano de Boris Yeltsin y se le confió el papel de eliminar a los extremistas islámicos que ya por entonces estaban surgiendo.

Las autoridades de república de Kabardino Balkaria, de mayoría musulmana, consideran que el número de terroristas que participaron el pasado jueves en el asalto podría rondar los 200. Éstos invadieron Nalchik y atacaron las comisarías policiales, la sede del FSB, el aeropuerto, un centro penitenciario y dos tiendas de armas de caza. La mayoría de los testigos presenciales afirman que entre los atacantes había representantes prácticamente de todas las nacionalidades del Cáucaso y también habitantes locales, principalmente de etnia balkar. Las autoridades rusas no tardaron en reaccionar y atacaron todos los lugares donde se encontraban los asaltantes, sumergiendo a la ciudad en un intercambio de tiroteos constante. A pesar de haber acabado con el último foco de resistencia armada en la ciudad, las Fuerzas de Seguridad rusas continúan peinando los barrios en busca de guerrilleros y fuertes dispositivos militares, reforzados con carros blindados, mantienen el cerco y controlan todas las salidas de la ciudad. Chechenia, Daguestán, Ingusthetia, Osetia del Norte, donde ocurrió el trágico secuestro de un colegio en Beslán, y ahora la capital de Kabardino Balkaria, Nalchik, han sido atacadas por los terroristas. Este fundamentalismo va creciendo y algunos analistas creen que las causas se pueden dar en el paro, el estancamiento económico, la corrupción y los abusos de las tropas rusas. No hay inversiones en el Cáucaso Norte ni en Chechenia donde las cifras del paro rozan ya el 90 por ciento entre la población joven, lo que facilita a los terroristas reclutar a jóvenes que están desesperados. El presidente ruso, Vladímir Putin, ya ha declarado que continuará con su política de mano dura que tantas críticas ha levantado, tanto en este suceso como en el secuestro de Beslán y la intervención en un teatro de Moscú.