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VIOLENCIA DE GÉNERO

Ser mujer puede costar la vida

Por Sandra CarreteroTiempo de lectura2 min
Sociedad13-10-2005

Una de cada tres mujeres en el mundo es obligada a mantener relaciones sexuales, es maltratada física o psicológicamente, tiene empleos precarios y menos derechos que los hombres. A esto se añade el que más de 600 millones de mujeres son analfabetas.

Esta es la realidad que señala el último informe de Naciones Unidas, llamado Estado de la población Mundial. Con él se trata de concienciar a las sociedades ricas y a los países en vías de desarrollo para cambiar esta situación y establecer la igualdad entre mujeres, hombres y niños. La violencia se ensaña con el género femenino y no sólo responden a este término los golpes, sino también las mutilaciones genitales, las violaciones, el tráfico sexual, el asesinato y la violencia, tanto física como verbal, que soportan muchas mujeres en sus hogares. A veces, ellas mismas consideran justificada esta brutalidad por su cultura o educación y entienden que si no cumplen con los deberes que la sociedad les ha impuesto como mantener relaciones sexuales con su pareja, ser sus esclavas, o contradecirles, es normal que sus parejas arremetan contra ellas a golpes. En algunos lugares de Oriente la discriminación se sufre incluso antes de haber nacido, ya que con las nuevas técnicas de reproducción se prefiere tener varones o, si el bebé que nazca es niña, tendrá que asumir una inferioridad de condiciones, abusos, malos tratos y en el peor de los casos una muerte segura. Las niñas son las que más sufren y, en especial, los excesos sexuales ya que más de la mitad de las violaciones cometidas son a chicas menores de quince años. En el ámbito de los estudios, las cifras hablan solas puesto que más de 600 millones de niñas en el mundo son analfabetas; únicamente el cincuenta por ciento de la población mundial femenina accede a los estudios primarios y de ellas, sólo el treinta por ciento llega a terminar sus estudios secundarios. Esto supone un gran problema ya que según denuncia Naciones Unidas esta falta de conocimientos facilita que las mujeres contraigan el sida, sufran embarazos no deseados o no puedan prevenir enfermedades a sus hijos. Las diferencias de sexos no son sólo notables en los países subdesarrollados sino también en los ricos donde las mujeres son despedidas de su empleo por quedarse embarazadas, soportan en su mayoría el peso de la casa y muchas trabajan fuera sin que su esfuerzo sea remunerado de igual forma que si fueran hombres. Además, obtienen menos leyes y derechos y su participación en los puestos de responsabilidad dentro del Estado o Gobierno es mínima: tan sólo ocupan el 16 por ciento de los escaños parlamentarios. Naciones Unidas ha recomendado a todos los países del mundo cambiar esta situación para buscar la igualdad del ser humano y afirma que "no podemos hacer que la pobreza sea historia hasta que las mujeres disfruten de sus plenos derechos sociales, culturales, económicos y políticos. El progreso para las mujeres es un progreso para todos".