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FÓRMULA 1

El sueño se cumplió

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes25-09-2005

“He cumplido el sueño por el que luché desde que tenía tres años”. Alonso ha tocado el cielo y ha demostrado todas las grandes cualidades que apuntaba desde antes de llegar a la Fórmula 1. Pero la cabeza fría y el apego a su gente le permiten mantener los pies en el suelo.

Con muchos desvelos por parte de su familia para poder competir, por la falta de ayudas –un problema que no tendría con los programas de formación de pilotos auspiciados por la Federación Española de Automovilismo y otros organismos que han surgido en los últimos años–, Alonso destacó desde muy joven, aunque ya desde entonces demostró ser muy introvertido para tratar de pasar desapercibido entre quienes no lo conocían. Por ese motivo, entre otros, decidió trasladar su residencia a Oxford, ya que allí, al contrario en Oviedo –adonde le gusta escaparse en cuanto puede para ver a su abuela y a sus padres–, puede pasear sin que lo reconozcan. Después de pasar por la fórmula Nissan y la ya extinta Fórmula 3000, Alonso sorprendió nada más llegar a la Fórmula 1 por su sensibilidad y capacidad para detectar fallos y corregir la puesta a punto de los monoplazas, así como para sacar el máximo rendimiento a las máquinas que ha pilotado. Después de pelearse con un Minardi claramente por debajo de su capacidad, en una temporada que más bien le sirvió para conocer los entresijos del paddock y los circuitos y de foguearse casi en solitario haciendo miles de kilómetros como probador antes de que Flavio Briatore le diese un volante oficial. A partir de ahí, la trayectoria de Alonso ha seguido una progresión imparable. En su primer año ya dejó muestras de su potencial: con un bólido menos potente que los favoritos al título, consiguió ser el piloto más joven en conseguir una pole position, la vuelta rápida en carrera y su primera victoria, en un inolvidable Gran Premio de Hungría. Ese año terminó sexto el Mundial. El año siguiente, con una mecánica un tanto frágil, consiguió puntuar en todas las carreras que terminó, excepto una, y sumar cuatro podios que lo ayudaron a ser de nuevo el mejor piloto de Renault, cuarto en el campeonato. Sobre la pista, Alonso ha mostrado una extraordinaria determinación y madurez para rendir al máximo, consciente de que la suerte hay que saber buscarla. Sin embargo, el talento para ser rápido –siempre más que sus compañeros, la mejor comparación posible por disponer del mismo vehículo– no han reñido con la suavidad en la conducción para evitar averías mecánicas. Ahora bien, Alonso tampoco se ha mordido la lengua para reconocer sus fallos, cuando los ha tenido, y criticar aquellos aspectos que le resultan desagradables en el circo, tales como la querencia a subirse al carro cuando se está en la cumbre del éxito.