ONU
Pobreza y terrorismo: promesas y divisiones
Por Miguel Martorell2 min
Internacional18-09-2005
La decepción y la resignación ante la falta de consenso entre los países en la 60 Asamblea General marcó el transcurso de la cita. Los discursos de los jefes de Estado y de Gobierno invitados se centraron en los dos problemas globales que preocupan a la Comunidad Internacional. Pero las críticas y advertencias veladas en las intervenciones contribuyeron a evidenciar más las tensiones entre varios países.
Los líderes mundiales acudieron a la Asamblea con grandes expectativas, estudios y proyectos que llevar a cabo para cumplir los Objetivos del Milenio. Con millones de personas padeciendo la lacra de la pobreza y el hambre, la opinión pública esperaba acuerdos y medidas reales contra estos males. Pero, desafortunadamente, las llamadas de auxilio de los países menos desarrollados no fueron las intervenciones destacadas. Sólo el presidente de Iraq, Yalal Talabani, logró captar la atención de los dirigentes internacionales al hacer una petición de ayuda financiera tras los brutales atentados que costaron la vida a más de 200 iraquíes. El cumplimiento del Tratado de No Proliferación (TNP) de armas nucleares fue el asunto más polémico. Mahmud Ahmadineyah, presidente de Irán, exigió a la UE y a EE.UU. su "derecho legítimo" a trabajar en el enriquecimiento de uranio y el combustible nuclear, aunque se comprometió a obrar en cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica y hacer todo lo posible por "contribuir a la tranquilidad y paz global". Tras asegurar que jamás comerciará con armas nucleares, el presidente iraní se tiñó de ataques directos contra EE.UU. acusándole de doble moral. En su respuesta, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, tildó a Irán "amenaza para la eficacia del TNP" e instó al Consejo de Seguridad de la ONU a intervenir cuando "la diplomacia se haya agotado". Los enfrentamientos del presidente venezolano, Hugo Chávez, y EE.UU., que acusó a este país de no haber hecho "los deberes" en materia de narcotráfico, alcanzaron cotas inesperadas de tensión. Pero, curiosamente, la intervención de George W. Bush fue más suave que la de su compatriota. Agradecido por la ayuda prestada por la Comunidad Internacional en las duras semanas después del huracán Katrina, Bush propuso eliminar los aranceles y subsidios para exportar "el libre mercado" a los países más pobres. Idea que retomó José Luis Rodríguez Zapatero, presidente de España, en su alegato contra la pobreza. Los escándalos de corrupción que han envuelto a Annan en los últimos meses han dañado su imagen y confianza y no faltaron alusiones explícitas a "una ONU libre de corrupción" de otro de los halcones de Bush, John Bolton. Al final, las preocupaciones siguen siendo las mismas que antes del inicio de la Cumbre: la pobreza y el hambre y el peligro del terrorismo nuclear.