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CATÁSTROFE METEOROLÓGICA

Sobrevivir también después del ¬Katrina¬

Por Mar GarcíaTiempo de lectura2 min
Sociedad17-09-2005

"Van a tener que sacarme a rastras". Esta es una de las frases más oídas en lo que queda de Nueva Orleans. La ciudad vive sumergida en el caos, a golpe de atracos y con la ley del más fuerte como única legalidad vigente: casas semiderruidas que van a dar a calles completamente inundadas o que dejan ya ver restos de cadáveres.

En su interior, familias que no se irán de la que ha sido su ciudad durante años: "Un montón de gente no desea marcharse. Tienen sus pertenencias, sus casas y sus perros aquí. Dicen que van a quedarse hasta que bajen las aguas", comentan las asistencias tras intentar desalojar uno de los barrios. Cerca de 45.000 efectivos de la Guardia Nacional han sido movilizados para colaborar con los operativos de rescate de la zona ante el evidente riesgo de enfermedades. Las aguas estancadas se han convertido en el perfecto foco de enfermedades que se propagan a través de las picaduras de algunos insectos como los mosquitos y se transmiten a una gran velocidad. Ya han sido varias las muertes producidas por el cólera y la ciudad está siendo fumigada para evitar que la situación empeore, aunque no se conocen efectos secundarios de una fumigación similar en un núcleo ciudadano tan amplio. Además de las muertes del cólera, otras tres personas han muerto a causa de infecciones bacterianas relacionadas con el mal estado de las aguas. La EPA -Agencia de Protección Medioambiental- ya ha confirmado que los análisis del agua en las zonas residenciales de Nueva Orleans anegadas han mostrado niveles diez veces superiores a lo normal de la bacteria E. coli, habitualmente presente en el intestino humano y empleada como indicador de la contaminación acuática. También se ha encontrado plomo, un peligroso contaminante ambiental, y otras bacterias de la familia coliforme. Otro de los posibles escenarios de infecciones se encuentra en los refugios donde se hacinan miles de evacuados sin las más mínimas medidas de higiene. Aunque los voluntarios tratan de lavarles con jabón a la primera ocasión, ya han comenzado a aparecer los primeros casos de trastornos gastrointestinales y se teme la aparición del virus de Norwalk, que ocasionalmente puede ocasionar brotes epidémicos en los cruceros, caracterizados por la diarrea y los vómitos. Pero el Katrina no parece ser el fin. La amenaza, aunque cada vez menor, viene ahora bajo el nombre de Ophelia y se dirige al noroeste de Estados Unidos. El huracán ha perdido fuerza y ha pasado a ser una tormenta tropical dejando fuertes lluvias y viento en estados como Rhode Island y Masachusets. En la activa temporada de huracanes del Atlántico Norte, que comenzó el 1 de junio y terminará el 30 de noviembre, se han formado 15 tormentas tropicales y siete huracanes: Dennis, Emily, Irene, Katrina, María, Nate y Ophelia.