GALARDONES LITERATURA
Galardones para Valente y Calleja
Por Roberto González García2 min
Cultura03-10-2001
Fragmentos de un libro futuro le ha servido a José Ángel Valente para obtener el Premio Nacional de Poesía. Este volumen lo escribió el poeta orensano hasta unos días antes de su muerte, pero llevaba trabajando en él los últimos ocho años de su vida, como si de un testamento literario se tratase.
En este galardón, que anualmente premia la mejor obra publicada el año anterior, quedaron finalistas Antonio Cabrera por En la estación perpetua y Miguel Angel Velasco por La vida desatada. Esta ocasión no es la primera que Valente obtiene el Nacional de Poesía, pues en 1993, El fulgor recibió tal distinción, que se suman a otros muchos: el Príncipe de Asturias de las Letras, que compartió con Carmen Martín Gaite en 1988; el Reina Sofía de Poesía y, en dos ocasiones, el Premio de la Crítica. Valente comenzó su vida poética unido a la Generación del 50, pero luego se alejó de ella para permanecer separado de cualquier corriente o escuela, pues el poeta debe asumir el reto de la soledad, para poder experimentar con mayor libertad. Ello le hizo evolucionar a formas quizá un tanto ininteligibles, pero nunca perdió su referente social, que es el fin último al que debe tender la poesía. Esta semana, la Editorial Espasa-Calpe también ha entregado un premio: el Espasa de Ensayo, que este año ha obtenido José María Calleja por ¡Arriba Esukadi! La vida diaria en el País Vasco, en el que da la voz a los personajes anónimos que conviven diariamente con la ansiedad del miedo y la amenaza de las armas. “He querido contar las experiencias de la gente que no es protagonista en los medios, pero cuyas vidas poseen una fuerza inmensa desde el punto de vista periodístico. Es a través de ellos como se puede conocer la realidad de Euskadi”, dijo Calleja. Él mismo conoce esa situación, pues ha sido blando de las amenazas de ETA y vive desde hace siete años con protección policial. El texto de ¡Arriba Euskadi! pretende mostrar que el terrorismo no es un problema sólo de los vascos, sino que es del todo el conjunto de los españoles.