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REINO UNIDO

Se aprueba un carné de identidad para combatir el terrorismo

Por Susana MendozaTiempo de lectura1 min
Internacional26-12-2004

Hace más de 50 años que los ciudadanos británicos no usan documento nacional de identidad, desde que el primer ministro Winston Churchill lo considerase una ofensa a la libertad pública.

Por esa misma razón, aunque este proyecto no ha encontrado demasiadas complicaciones para llevarse a cabo, los que rechazan esta medida, alegan que la situación podría devenir en una especie de Estado-Policía que controlase y vigilase constantemente a sus ciudadanos. Esto es lo que se debatió en la sesión de la Cámara de los Comunes la semana pasada, tras una discusión de más de cinco horas. El resultado fue 385 votos a favor y 93 en contra. Algunos miembros del Partido Laborista, cuyo líder es Tony Blair, votaron en contra o se abstuvieron, aunque la gran mayoría del grupo parlamentario no peligró. También algunos diputados conservadores desoyeron a su líder, Michael Howard, aunque la mayoría votó a favor. El Ejecutivo laborista pretende introducir el carné en 2008, aunque no se hará obligatorio a toda la población hasta 2013, incluidos los extranjeros. Los opositores del proyecto, creen que es una medida cara, que no evitará el terrorismo y que además menguará las libertades públicas. En opinión del ministro de Interior, Charles Clarke, la tarjeta británica, que costará más de 120 millones de euros, "ayudará a prevenir ataques terroristas" ya que según Clarke "más de un tercio usa identidades falsas". También afirmó el ministro que este documento servirá para combatir otros delitos como el crimen organizado, la inmigración ilegal y el fraude. El carné que promueve el Gobierno tiene el tamaño de una tarjeta de crédito y llevará un pequeño chip, con el que se podrá leer la fecha de nacimiento, la identidad, el domicilio, se podrá ver una fotografía del sujeto y además las huellas digitales. Los ciudadanos británicos llevaron documentos de identificación hasta 1952, cuando el primer ministro Winston Churchill lo retiró porque complicó la relación entre la Policía y el público.