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JUAN BARJOLA

Fallece uno de los pintores más expresivos del siglo XX

Por Roberto González GarcíaTiempo de lectura2 min
Cultura22-12-2004

Hace unas semanas Juan Barjola (Torre de Miguel Sesmero de Badajoz, 1919) se encontraba pintando en su estudio cuando, de repente, cayeron sobre él algunas de sus obras y le fracturaron una costilla. El accidente doméstico se complicó y fallecía en Madrid, el pasado miércoles, uno de los pintores españoles del pasado siglo con una obra más intensamente personal, marcada por un fuerte componente expresionista.

Su galerista, Antonio Manchón, que le había visitado dos días antes, declaraba que había muerto en "un estado de lucidez perfecto y en un gran momento creativo". Había terminado dos cuadros de gran formato para la feria Arco y, como era habitual en él, los había realizado con la seriedad de quien tenía "un hondo sentido de la pintura", en palabras de Manchón. Cuando, el pasado verano, el galerista le propuso hacer estas obras, Barjola hizo un comentario que solía repetir: "A ver si en esta ocasión hago mi gran obra". Su trayectoria mostraba el desgarro del ser humano en los momentos de crisis, tanto le marcó la Guerra Civil, pero siempre dirigía a sus personajes una mirada tierna y compasiva. Fue un pintor figurativo, y el Hombre aparece a lo largo de toda su vida artística. Hijo de unos modestos labradores, Juan Barjola obtuvo sus primeros conocimientos artísticos en la escuela de su pueblo. A los 15 años se incorporó a la Escuela de Artesy Oficios de Badajoz y, en 1943, ingresó en la de Bellas Artes de San Fernando. Al mismo tiempo que dibujaba en el Casón del Buen Retiro y en el Círculo de Bellas Artes, hacía copias de los grandes maestros en el Museo del Prado. Antonio Manchón recordaba que el gran pintor de Bartola fue Goya. Probablemente el artista aragonés y algunas figuras velazqueñas le influyeron en su interés por la problemática del ser humano, su soledad, la injusticia, la guerra, la miseria y la opresión política y social que impregnan toda su obra. También coqueteó con las corrientes artísticas de su tiempo, una época fue abstracto, del surrealismo adopta las figuras deformadas, y el realismo crítico y dramático le dará la oportunidad de jugar con los colores vivos para afrontar nuevas expresiones y sentimientos enfrentados. Tauromaquia y palos, Mundo onírico, Escenas de guerra Suburbios, Maternidades, Magistrados, Crucifixiones, Cráneos de toro, Retratos apócrifos y Composiciones y figuras son algunas de sus series más conocidas. Premio Nacional de las Artes en 1985, tres años después se inauguraba en Gijón el Museo Barjola, con algo más de cien obras que el artista donó. El origen de este proyecto está en la condición de asturiana de su esposa, Honesta Fernández Calzón. Según Javier Barón, historiador del arte y conservador jefe de pintura del siglo XIX en el Museo del Prado, Barjola mostraba "la profundidad de esa tragedia sin sentido que había sido la vida para muchos de los españoles de su generación, pero también el sentimiento de soledad y la conciencia de la muerte. En esas obras descarnadas, el dramatismo del artista se hace esencial y elocuente".