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CRISIS DIPLOMÁTICA

España y Marruecos rebajan las diferencias frente a la inmigración ilegal

Por La SemanaTiempo de lectura1 min
Sociedad09-09-2001

Una cumbre hispano-marroquí podría poner fin a la crisis bilateral que en las últimas semanas se ha ido agravando entre la diplomacia de España y Marruecos por el problema de la inmigración ilegal. El portavoz del Gobierno español, Pío Cabanillas, manifestó el viernes de la semana pasada la intención de mejorar las relaciones con el país norteafricano.

El objetivo es limar las asperezas para que se celebre una cumbre entre los dos jefes del Ejecutivo de ambos países, José María Aznar y Abderramán Yussufi. Esta reunión está pendiente desde hace dos años y hasta el ministro del Interior, Mariano Rajoy, considera que debe celebrarse urgentemente. Otra reunión, la que citaba al secretario de Estado de Exteriores, Miquel Nadal, y su homólogo marroquí, se suspendió el jueves como consecuencia de las críticas del ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, que aseguró que "la connivencia entre la policía marroquí y las mafias es evidente". Estas declaraciones aumentaron el enfado del Gobierno marroquí. Como respuesta, Rabat prohibió la distribución de diarios españoles y otras cabeceras extranjeras, en las que se publicaban críticas a los dirigentes marroquíes. Así, en la comparecencia del ministro portavoz posterior al Consejo de Ministros se quiso suavizar la situación, aunque Cabanillas tuvo también ocasión para las críticas. El portavoz dijo que Marruecos debe reconocer que la inmigración ilegal es un hecho "incuestionable", pues el lugar de donde zarpan las pateras, rumbo a España, es la costa marroquí. La de Cabanillas era una respuesta más a las críticas que el rey Mohamed VI había hecho a España a través de una entrevista publicada a principios de la semana pasada en el diario francés Le Figaro, donde decía que las embarcaciones partían del sur de España y que España debía también atajar el problema de la inmigración ilegal.