CUMBRE DE DURBAN
La Conferencia contra el Racismo se salva en el último momento
Por La Semana2 min
Sociedad08-09-2001
La redacción de las conclusiones de la III Conferencia Mundial contra el Racismo de Durban (Sudáfrica) ha sido difícil. Varios países han modificado matices del texto final, por lo que el consenso se complicó a finales de la semana pasada y el encuentro se prolongó hasta el sábado. Días antes, los representantes de Estados Unidos e Israel manifestaron su más fuerte desacuerdo ante la visión de los conferenciantes de la situación de Oriente Próximo.
El racismo dejó de ser el argumento principal de este tercer encuentro mundial, pues los asistentes se interesaron por otros temas como el Holocausto, el sionismo, el colonialismo y la esclavitud. También, según la representante española en Durban, Concepción Dancausa, se dejó de mirar al presente y al futuro, en vez de tratar de poner las bases para atajar la "lacra" del racismo. Las declaraciones finales de Durban han incluido, por tanto, varios textos sobre la esclavitud y la situación de Oriente Próximo. La declaración considera que la esclavitud es un "crimen contra la humanidad", que junto al tráfico de esclavos fueron "espantosas tragedias en la historia de la humanidad, no sólo por su barbarismo aborrecible, sino también por su magnitud y naturaleza organizada". En estas conclusiones se considera también que los pueblos africanos y asiáticos, sus descendientes y las naciones indígenas sufrieron la esclavitud y son víctimas de sus consecuencias. Asimismo, el texto de la conferencia señala la obligación moral de todos los Estados implicados y la necesidad de que éstos tomen medidas para detener "las consecuencias de aquellas prácticas". Como propuesta, la resolución final propone programas para el desarrollo económico y social de los países pobres, para que no se produzcan los graves casos de inmigración que suceden actualmente. Mientras esto acontecía en Sudáfrica, se repetía la historia del Tampa, el carguero noruego con 438 inmigrantes al que ningún país del Pacífico quería, en principio, aceptar en sus puertos. Australia desvió a otros 200 indocumentados al Manoore, el barco de la Marina que había destinado para alejar a los tripulantes del Tampa a Papua-Nueva Guinea. Una situación similar se ha vivido también frente a las costas griegas. La Armada griega recogió a más de 200 inmigrantes después de que se les arrojase al mar Egeo desde el barco turco en el que viajaban.