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CIENCIA

Debate social ante la investigación con embriones sobrantes congelados

Fotografía
Por Mar GarcíaTiempo de lectura2 min
Sociedad29-10-2004

El optimismo de una parte de la comunidad científica, de sociaciones de personas que sufren enfermedades degenerativas como el Alzheimer y el Parkinson o de las personas infértiles se enfrenta, tras la aprobación del Decreto Ley por parte del Gobierno, a comunidades de bioética, sectores científicos, la Iglesia y asociaciones que opinan que se está traspasando la barrera ética.

El nuevo decreto establece los requisitos y los procedimientos para que se pueda solicitar el desarrollo de proyectos de investigación con células troncales obtenidas de preembriones sobrantes. En España hay unos 80.000 embriones congelados sobrantes que antes se destinaban a la donación, al implante en las madres biológicas o eran destruidos. Desde ahora, según el Ejecutivo, podrán destinarse a la fecundación in vitro, al estudio de soluciones para las enfermedades degenerativas o a la creación de los llamados "hermanos a la carta" que puedan salvar la vida del otro hermano enfermo. Uno de los apoyos recibidos en esta nueva iniciativa parte de la Comisión Nacional de Reproducción Asistida que con el Decreto Ley ve aumentadas sus posibilidades y su capacidad de respuesta, ya que una de las consecuencias es que se "mejorarán al máximo los tratamientos de fertilidad". La limitación que existía con la ley anterior fijaba el número de ovocitos por ciclo a tres, pero ahora en los 25 supuestos de excepción -como los trastornos masculinos severos en los que el semen tenga una calidad muy baja o las mujeres con fallo o inicio de fallo ovárico y con deficiencias del ciclo hormonal- las parejas podrán ampliar esta cifra. Por ello asociaciones para los problemas de infertilidad, han manifestado que se donen los embriones a la investigación. De la mano del recién estrenado decreto, llega también una nueva Ley de Investigación Biomédica que regulará la investigación con células madre -que no deberá nunca tener "un fin lucrativo"- y los mecanismos para proteger la intimidad de la información genética para que en un futuro los donantes no reclamen derechos económicos o potestativos. En la nueva ley -aún en debate- han participado doce expertos en ética, biología, trasplantes y juristas, pero aún así las barreras que traspasan lo ético quedan poco definidas para varios sectores de la sociedad. Así ocurre con la Iglesia española, que ha calificado la nueva medida como "inaceptable moralmente" tanto en la producción y manipulación como en la destrucción de embriones humanos -algunos de los embriones congelados tendrían que ser destruidos para la obtención de células madre- "por muy noble que sea el fin perseguido". Esta nueva medida contradice la dignidad del hombre y su derecho a la vida y es además "éticamente inadmisible". En la misma línea se ha posicionado el doctor Gonzalo Herranz, miembro de la Comisión Deontológica de la Organización Médica Colegial (OMC), quién ha afirmado que la investigación sobre los seres humanos ha de hacerse con respeto a la vida y a la integridad de los sujetos. Según Herranz el problema no está en qué hacer con los embriones, sino en haber producido muchos por una postura egoísta por parte de médicos y padres.