Los dirigentes del PP discrepan sobre la reunión
Por Pablo A. Iglesias2 min
España28-10-2004
De foto propagandística a foto con simbolismo. En 48 horas, el Partido Popular cambió de opinión sobre la Conferencia de Presidentes. Los presidentes autonómicos de esta formación valoraron de manera diferente la reunión con José Luis Rodríguez Zapatero antes y después. Primero la criticaban. Luego la ensalzaron.
La Conferencia de Presidentes le salió a Mariano Rajoy al revés de como planeaba. Quería poner de manifiesto la falta de ideas y de proyectos del Gobierno pero acabó demostrando las flaquezas de su oposición. El PP criticó desde el primero momento la reunión de presidentes autonómicos con multitud de argumentos. Advirtió de que estaba improvisada, vacía de contenidos y sólo perseguía fotografiar a Zapatero con los dirigentes de todas las comunidades. Rajoy quería introducir el debate del modelo de Estado. Para ello, elaboró un manifiesto sobre las reformas constitucionales y estatutarias para que los miembros del PP lo pusieran encima de la mesa. De ese modo, no quedaría más remedio que abordar la cuestión. La iniciativa quedaría en manos de su partido y destacaría la falta de compromiso con la Carta Magna de algunos barones del Partido Socialista. Pero no fue así. El documento ni siquiera se discutió. El PP descubrió al enemigo en su propia casa. Los presidentes de Galicia y Navarra, Manuel Fraga y Miguel Sanz, se opusieron a que la Conferencia se convirtiera en una pugna política entre partidos. Plantaron cara a sus propios compañeros, sobre todo a Esperanza Aguirre y Francisco Camps, hasta imponer el buen talante. Resultado: ninguno de los presidentes del PP criticó en público la reunión. Todos la destacaron al considerar que se trataba de una "fotografía con simbolismo". Sin embargo, el análisis interno resulta antagónico. Muchos de los mandatarios populares consideran que la Conferencia de Presidentes sólo ha servido para que Zapatero oculte del debate sobre los Presupuestos Generales de 2005 y para que acapare la portada de los periódicos durante dos días. Aguirre y Camps, especialmente, defienden esta tesis pero lo disimulan en público para evitar las discrepancias con Fraga. Al fin y al cabo, la idea de este encuentro se le ocurrió en 1992 al fundador del PP. De ahí que más de uno arremeta contra José María Aznar por no haberlo convocado en ocho años y dejar que Zapatero se apunte ahora el mérito.