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DERECHOS HUMANOS

Una mujer nigeriana, condenada a morir por lapidación

Por Alejandra Linares-RivasTiempo de lectura1 min
Sociedad26-10-2004

La situación se repite. No es la primera vez que una mujer es sentenciada, en un Estado del norte de Nigeria, a lapidación. Amina Lawal jugó el mismo papel en 2002. Pero la movilización internacional, las organizaciones de defensa de los derechos humanos y el propio Gobierno federal lograron su absolución en 2003.

Hajara Ibrahim ha sido juzgada en la capital de su Estado, Bauchi, por la más alta instancia del Tribunal islámico. Este juzgado aplica la Sharia, es decir, una estricta normativa religiosa que, por tradición, interpreta el Corán como base legal de los musulmanes. Sus preceptos han pasado oralmente de una generación a otra y establecen las pautas de comportamiento en aquellos lugares en que se toman como referencia. Dicho reglamento está implantado en doce Estados del norte de Nigeria desde 2000, a pesar de la oposición por parte del Gobierno del país. La radicalidad de los mandatos de la Sharia se traduce en condenas como la flagelación, la amputación y la muerte por lapidación o ahorcamiento, según la gravedad de los delitos. Esperar un hijo sin estar casada ha supuesto la culpabilidad de Hajara. En el juicio, la imputada afirmó que tuvo una relación con Dauda Sani, que le habría prometido matrimonio. Sin embargo, cuando éste fue llamado ante el tribunal declaró que jamás la había visto y le dejaron marchar por falta de pruebas, porque un hombre sólo puede ser acusado tras el testimonio de al menos cuatro personas. En el estado de Bauchi, Hajara es la quinta persona condenada a muerte y 23 más esperan en prisiones a que se les amputen las manos, tras haber sido procesados por robo. A pesar de esto, ninguna de las últimas seis mujeres condenadas a lapidación han sido finalmente ejecutadas. En el caso de Hajara, todavía queda la posibilidad de apelar a un tribunal superior y la confirmación de la pena por parte del Gobierno estatal.